Mary Ainsworth, una de las figuras más influyentes en la psicología del apego, diseñó un experimento revolucionario que arroja luz sobre esta cuestión: el experimento de la situación extraña. Este estudio no solo clasifica los diferentes tipos de apego, sino que también destaca la importancia de la relación madre-hijo en el desarrollo emocional del niño. En este artículo, exploraremos los detalles de este experimento y sus hallazgos más relevantes.
¿En qué consiste el experimento de la situación extraña?
El experimento de la situación extraña de Mary Ainsworth es un procedimiento estructurado en ocho episodios breves que evalúa cómo los niños responden a la separación y el reencuentro con su madre. El estudio fue diseñado para observar las reacciones de los niños ante situaciones controladas de estrés y seguridad, como la presencia de un extraño o la ausencia temporal de su figura de apego.
Estructura del experimento
- Madre, bebé y observador: El observador introduce a la madre y al bebé en la sala experimental y se retira.
- Madre y bebé: La madre permanece sentada mientras el bebé explora libremente.
- Extraña, madre y bebé: Una persona extraña entra y se sienta en silencio, luego interactúa con la madre y, finalmente, con el bebé.
- Extraña y bebé: La madre sale discretamente, dejando al bebé con la extraña.
- Madre y bebé: Primer episodio de reunión; la madre regresa y la extraña sale.
- Bebé solo: El bebé se queda solo en la sala.
- Extraña y bebé: La extraña vuelve a entrar.
- Madre y bebé: Segundo episodio de reunión; la madre regresa y la extraña se retira.
Este procedimiento, aunque breve, proporciona una visión detallada de la interacción entre el niño y su cuidador en momentos de separación y reencuentro, lo que permite evaluar la calidad del apego.
¿Qué tipos de apego identificó Mary Ainsworth?
Mary Ainsworth, a través del experimento de la situación extraña, describió inicialmente tres patrones de apego principales, que fueron observados en diversas culturas y reflejan cómo los niños responden a la separación y al reencuentro con su madre. Estos patrones son universales, aunque la proporción de niños en cada uno puede variar según el contexto cultural.
1. Apego Inseguro Evitativo/Rechazante (Grupo A)
- Características: Los niños con apego evitativo constituyen aproximadamente el 20% de la muestra. Raramente muestran signos de angustia cuando la madre se va y tienden a evitarla cuando regresa. Suelen parecer enojados y no buscan el consuelo de la madre, incluso cuando lo necesitan.
- Comportamiento: Estos niños mantienen un alto nivel de exploración y pueden mostrarse muy sociables con extraños, lo que indica una aparente independencia emocional. Sin embargo, esta actitud puede ser una defensa ante la falta de respuesta emocional de la madre.
2. Apego Seguro (Grupo B)
- Características: Este grupo representa el 65% de la muestra y se caracteriza por un comportamiento equilibrado. Los niños lloran o protestan cuando la madre se ausenta, pero se tranquilizan rápidamente al regresar, mostrando afecto físico.
- Comportamiento: Tienden a explorar su entorno activamente, pero regresan ocasionalmente a la madre por seguridad. Son generalmente cooperativos, y muestran baja frecuencia de enfado, lo cual refleja una relación de confianza y seguridad con su figura de apego.
3. Apego Inseguro Ambivalente/Resistente (Grupo C)
- Características: Aproximadamente el 12% de los niños pertenecen a este grupo. Se muestran ansiosos antes de que la madre se marche y extremadamente molestos durante su ausencia. Cuando la madre regresa, buscan estar cerca, pero al mismo tiempo se resisten al contacto físico, mostrándose ambivalentes y difíciles de calmar.
- Comportamiento: Tienen un bajo nivel de exploración del entorno, lo que refleja una falta de seguridad y confianza en la disponibilidad emocional de su madre.
4. Apego Desorganizado/Desorientado
- Características: Identificado posteriormente como un cuarto tipo de apego, este grupo representa entre el 3-5% de la muestra. Los niños con apego desorganizado presentan conductas contradictorias; pueden recibir a la madre con alegría y, al instante, alejarse sin mirarla. Muestran comportamientos confusos y, a menudo, parecen temerosos o desconcertados.
- Comportamiento: Este es el patrón de apego menos seguro, ya que los niños no tienen una estrategia coherente para enfrentar la separación y el reencuentro. Esta incoherencia suele estar vinculada a experiencias de cuidado impredecibles o perturbadoras.
Estos patrones de apego ofrecen una base fundamental para comprender cómo se desarrollan las relaciones afectivas en la infancia y cómo estas pueden influir en la conducta futura del individuo. El estudio de Ainsworth ha demostrado que la calidad del apego es crucial para el bienestar emocional del niño y su capacidad para establecer relaciones saludables en el futuro.
Factores que afectan al apego
El desarrollo de un apego seguro en los niños no depende únicamente de su comportamiento o temperamento, sino que está profundamente influenciado por la calidad de la interacción con sus cuidadores, en particular la sensibilidad de la madre hacia las necesidades del bebé. Ainsworth destacó varios factores clave que influyen en la calidad del apego, basándose en sus estudios longitudinales sobre la conducta de crianza.
Newsletter PSYCOlógicaMENTE
Nuestro Blog de Psicología en tu email
Suscribiéndote aceptas la politica de privacidad
La importancia de la sensibilidad materna
Mary Ainsworth consideraba que la sensibilidad de la madre —es decir, su capacidad para percibir y responder adecuadamente a las necesidades del bebé— es esencial para el desarrollo de un apego seguro. En un estudio que observó a 26 madres durante los primeros tres meses de vida de sus hijos, Ainsworth identificó patrones en la conducta de crianza que se relacionaban directamente con los diferentes tipos de apego:
- Bebés con apego seguro: Solían tener madres amables, receptivas y que no molestaban ni maltrataban al bebé. Estas madres eran capaces de responder de manera adecuada y consistente, generando un entorno seguro.
- Bebés con apego ambivalente: Típicamente tenían madres quisquillosas e incoherentes en sus interacciones, priorizando a menudo sus propias necesidades sobre las del bebé. Esta inconsistencia hace que los niños no puedan predecir cómo sus madres responderán a sus necesidades emocionales.
- Bebés con apego evitativo: Las madres de estos niños solían ser lentas en responder a las señales sociales de sus hijos y proporcionaban poco contacto físico afectivo. Esto lleva al niño a volverse independiente de forma prematura, evitando buscar consuelo en la madre.
- Bebés con apego desorganizado: Las madres de estos niños tienden a ser insensibles, intrusivas o incluso abusivas, lo cual genera un entorno de crianza caótico y carente de coherencia, contribuyendo a un apego desorganizado.
Dimensiones de la conducta materna
Ainsworth identificó cuatro dimensiones que determinan la calidad del cuidado maternal y, por ende, el tipo de apego que se desarrollará:
Sensibilidad/Insensibilidad: Evalúa si la madre se adapta a las necesidades del bebé o, por el contrario, prioriza sus propias necesidades.
Aceptación/Rechazo: Refleja si la madre acepta y disfruta del cuidado del niño, o si, por el contrario, considera al niño una molestia y lo regaña frecuentemente.
Cooperación/Indiferencia: Examina si la madre respeta la autonomía del bebé o impone sus propios deseos y expectativas.
Accesibilidad/Ignorancia: Observa si la madre está atenta y disponible para el niño o si, en cambio, prefiere centrarse en sus propios pensamientos y actividades.
La bondad de ajuste y el temperamento del bebé
Además de la conducta maternal, otro factor importante que afecta al apego es el temperamento del bebé. El temperamento se refiere al estilo innato de comportamiento y respuesta emocional del niño. Sin embargo, no es el temperamento en sí lo que determina el tipo de apego, sino la bondad de ajuste entre el temperamento del bebé y la conducta de la madre.
Este concepto describe cómo la adecuación de las respuestas de la madre a las características temperamentales del bebé puede facilitar o dificultar la formación de un apego seguro. Por ejemplo:
- Bebés muy activos y apasionados al nacer tienden a desarrollar un apego evitativo si sus madres son menos receptivas y afectivas.
- Bebés con un temperamento menos alerta o activo pueden desarrollar un apego resistente si sus madres responden de forma inconsistente.
La clave radica en cómo la madre se ajusta a las demandas temperamentales de su hijo, promoviendo una relación que respete las necesidades emocionales y de desarrollo del niño.
Estos factores resaltan la complejidad y la interacción dinámica que existe entre la madre y el bebé en la formación del apego, subrayando la importancia de un cuidado sensible y adaptativo.
Hasta aquí nuestro blog. Si estás en busca de asistencia psicológica, te invitamos a ver perfil de nuestros psicólogos y terapeutas. Ofrecemos servicios tanto presencialmente en Valencia (España) como en línea. Puedes solicitar una cita fácilmente a través de nuestro formulario de contacto en esta web.
Además, si te interesa el desarrollo personal y la psicología, no dejes de explorar nuestros cursos de psicología y desarrollo
Referencias Bibliográficas:
- Ainsworth, M. D. S., Blehar, M. C., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of Attachment: A Psychological Study of the Strange Situation. Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.
- Bowlby, J. (1988). A Secure Base: Parent-Child Attachment and Healthy Human Development. Basic Books.
- Main, M., & Solomon, J. (1990). Procedures for Identifying Infants as Disorganized/Disoriented during the Ainsworth Strange Situation. Attachment in the Preschool Years: Theory, Research, and Intervention, 121-160.
- Sroufe, L. A., Egeland, B., Carlson, E. A., & Collins, W. A. (2005). The Development of the Person: The Minnesota Study of Risk and Adaptation from Birth to Adulthood. Guilford Press.