¡Hola PSYCOlógicos!
Existen personas que sienten un miedo intenso a vomitar. Cuando este miedo es limitante, y se convierte en fobia, se conoce con el término emetofobia. La emetofobia es una fobia categorizada dentro de los trastornos de ansiedad específicos.
Esta fobia interfiere notablemente en las vidas de quienes la padecen, llegando incluso a provocar problemas tan graves como la anorexia. Hoy, en nuestro PSYconoce, vamos a hablar de la emetofobia, de su causa y del tratamiento para superarla.
¿Qué es la Emetofobia?
Para la mayoría de personas vomitar es, simplemente, un acto desagradable. Para quienes padecen emetofobia existe un temor exacerbado hacia el vómito o cualquier estímulo que esté relacionado con él. Como todas las fobias, presenta irracionalidad, incontrolabilidad y se suele condicionar profundamente haciendo que perdure en el tiempo.
La emetofobia se focaliza en estímulos externos que puedan provocar el vómito. Veamos algunos ejemplos:
- Consumir determinadas comidas o bebidas
- Realizar actividades mareantes como montar en una montaña rusa o en un barco
- Ver a otros vomitar, toser,…
- Escuchar sonidos que avisan de la proximidad de un vómito
Como respuesta a uno de esos estímulos externos, esta fobia se extiende a síntomas interoceptivos (internos) como pueden ser determinadas sensaciones en el estómago, en la garganta, etc.
¿Cuáles son los síntomas de la Emetofobia?
Algunos de los síntomas físicos de la emetofobia son comunes a otros trastornos de ansiedad. Vamos a enumerar los más llamativos:
- Elevación de la tasa cardíaca
- Aumento de la tasa respiratoria
- Sensación de ahogo, asfixia o falta de aire
- Aumento de la tensión muscular, sobre todo en la parte del cuello y garganta
- Cefaleas
- Alteraciones gástricas y dolores estomacales
- Aumento de la sudoración
- Vértigos y sensación de mareo
- Náuseas y/o vómitos
- Pérdida del conocimiento o desmayos
Los síntomas cognitivos de la emetofobia, comunes a otros trastornos de ansiedad, suelen ser pensamientos, creencias e imaginaciones catastrofistas que se presentan de manera intrusiva hasta que la persona pierde el control y el dominio de sí misma.
En la emetofobia se evita constantemente todo aquello que nos pueda predisponer a vomitar. Esta evitación es lo que alimenta cualquier fobia, pues mantiene las creencias erróneas y catastrofistas al no ser desconfirmadas por la exposición a la experiencia que nos da miedo.
Se calcula que aproximadamente el 5% de la población mundial sufre de este miedo exagerado al vómito y la conducta de vomitar. Si habéis vivido esta experiencia, por favor, contadnoslo en los comentarios de este Blog para que juntos podamos ampliar la información todo lo posible.
La personalidad de quienes sufren emetofobia suele ser ansiosa y aprensiva. Suelen ser personas muy vigilantes y amplificadoras de sus propias sensaciones, como ocurre en la hipocondría. Están constantemente en alerta con su entorno o con sus sensaciones interoceptivas tratando de prevenir la aparición de alguna náusea que desemboque en el terrorífico acto de vomitar.
Ya vimos en otro blog que entre los síntomas más comunes de la ansiedad y el estrés están los síntomas gastrointestinales, los mareos, las náuseas e incluso el vómito. A las personas con emetofobia esto les hace caer en un lógico círculo vicioso: tengo miedo a vomitar, escudriño mis sensaciones interoceptivas, la ansiedad me provoca sensaciones de mareo, dolor estomacal, angustia y nauseas, mis temores de vomitar se van confirmando, etc. Es un círculo de reforzamiento negativo donde escapar del estímulo me alivia pero no desconfirma mis creencias erróneas.
Según mi experiencia como psicólogo, estos clientes suelen controlar mucho lo que comen, consumiendo tan solo los alimentos que están seguros de no vomitar. Esto los hace más propensos a caer en trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia. Y aquí es donde el clínico debe prestar especial atención y descartar un diagnóstico de anorexia nerviosa, pues, a través de esta fobia, una persona con anorexia puede estar enmascarando las conductas purgativas del vómito.
Por otro lado, también suele ocurrir que, al restringir su alimentación por el miedo a vomitar, estas personas comienzan a perder peso drásticamente y caen físicamente en una anorexia. Una anorexia sin los síntomas típicos de la anorexia nerviosa, es decir, que la emetofobia es la única causa de esta pérdida de peso. En este punto debemos priorizar la rehabilitación del peso y acompasarla con el tratamiento psicológico de la fobia.
En la emetofobia no solo estamos hablando de miedo como única emoción, como ocurre en la mayoría de las fobias, aquí, además, debemos incluir otra emoción: el asco. El asco es la sensación física de desagrado que produce el olor, sabor o visión de algo y que puede llegar a provocar el vómito. El asco es adaptativo para nuestra supervivencia pues nos previene de enfermar o morir intoxicados.
Es muy interesante observar que para condicionar un miedo hacia un objeto cualquiera, por ejemplo un fuerte sonido con un estímulo neutro, necesitamos que los estímulos se presenten cercanos en el tiempo. Como ocurrió en el cruel experimento del pequeño Albert.
Por el contrario, para crear asco y aversión a un alimento o a un sabor podemos emplear estímulos más distanciados en el tiempo (horas e incluso un día). ¿Quién no ha relacionado un vómito, unas náuseas o un malestar con algo que comió el día anterior? Cuando esto nos ocurre es habitual no volver a querer comer más de eso a lo que atribuimos la causa de nuestro malestar. Por eso esta fobia se condiciona tan fácilmente y su tratamiento es duradero en el tiempo.
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¿Cómo superar la Emetofobia?
Hay multitud de intervenciones y terapias psicológicas que, llevadas a cabo por un profesional de la Psicología, pueden resultar efectivas. La terapia cognitivo-conductual es la que reporta resultados mejores y más rápidos.
Dentro de la terapia cognitivo conductual se incluyen varios tipos de actuaciones diferentes y complementarias:
- La reestructuración cognitiva, gracias a la cual la persona consigue modificar sus pensamientos y creencias distorsionadas
- Las técnicas de exposición en vivo o desensibilización sistemática mediante las cuales la persona se enfrenta de manera gradual al estímulo fóbico
- Las técnicas de exposición o desensibilización sistemática utilizando la imaginación. En este punto en concreto la hipnosis puede ayudar mucho
- Las técnicas de relajación que permiten bajar los niveles de excitación del sistema nervioso favoreciendo que la persona pueda afrontar la situación más fácilmente. Aquí también la hipnosis puede jugar un papel importante
Y hasta aquí este blog, si te has quedado con ganas de más, te recomendamos ver el vídeo de este Blog que publicamos en YouTube 🙂