El trastorno de estrés postraumático es una respuesta emocional intensa que se desarrolla después de vivir o presenciar un evento traumático. Ya sea un accidente, un acto violento, o una experiencia bélica, el TEPT puede afectar gravemente la calidad de vida de quienes lo padecen. ¿Por qué algunas personas desarrollan este trastorno y otras no? ¿Cuáles son los síntomas y los tratamientos más eficaces? En este artículo, desglosamos todo lo que necesitas saber sobre el TEPT, desde su origen hasta los enfoques terapéuticos más actuales.
Introducción al Trastorno de Estrés Postraumático
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) fue reconocido por primera vez como un diagnóstico formal en 1980, con la publicación del DSM-III (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), dentro del capítulo de Trastornos de Ansiedad. No obstante, el concepto clínico del TEPT tiene raíces mucho más antiguas, pues ya se reconocía como una respuesta común en soldados y excombatientes de conflictos bélicos, especialmente después de la guerra de Vietnam (1964-1975). A lo largo de la historia, se le ha conocido bajo diversos nombres, como «fatiga de combate» o «neurosis de guerra».
El TEPT surge cuando una persona experimenta un trauma que sobrepasa su capacidad de afrontamiento, desencadenando una serie de síntomas psicológicos y físicos persistentes. Desde su inclusión en el DSM-III, la comprensión y tratamiento del TEPT han evolucionado significativamente. Estudios recientes han demostrado que el TEPT no solo afecta a quienes han participado en conflictos armados, sino también a sobrevivientes de abuso sexual, violencia doméstica, desastres naturales, accidentes graves y otras experiencias traumáticas.
Criterios y Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) se caracteriza por una serie de síntomas complejos que aparecen como respuesta a la exposición a uno o varios eventos traumáticos. Según el DSM-5, para el diagnóstico del TEPT, los síntomas deben persistir durante más de un mes y causar un deterioro significativo en la vida diaria del individuo. Los criterios diagnósticos del DSM-5 se dividen en varios grupos:
Exposición al evento traumático: El individuo debe haber estado expuesto a la muerte, amenaza de muerte, lesión grave o violencia sexual de una o más de las siguientes formas:
- Experiencia directa del evento traumático.
- Presenciar el evento traumático como ocurrió a otros, especialmente en casos de violencia hacia un ser querido.
- Conocimiento de que un familiar cercano o amigo íntimo ha estado expuesto a un evento traumático, como un accidente o un acto violento.
- Exposición repetida o extrema a detalles desagradables del evento traumático, común en profesionales como socorristas o policías que gestionan casos graves.
Síntomas de reexperimentación (criterio B): Estos síntomas reviven el evento traumático y pueden incluir:
- Recuerdos intrusivos y angustiosos que se repiten de manera involuntaria y no deseada.
- Sueños o pesadillas perturbadoras relacionadas con el trauma.
- Flashbacks, en los cuales la persona siente o actúa como si el evento traumático estuviera ocurriendo de nuevo.
- Malestar psicológico intenso o reacciones fisiológicas al exponerse a recordatorios del evento, como sonidos, imágenes o situaciones que lo evocan.
Evitación persistente (criterio C): La persona con TEPT tiende a evitar de manera continua:
- Recuerdos, pensamientos o sentimientos relacionados con el evento traumático.
- Personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos o situaciones que le recuerden el evento, generando un aislamiento social o una disminución significativa de su vida cotidiana.
Alteraciones negativas en cogniciones y estado de ánimo (criterio D): Estos cambios en la manera de pensar y sentir son profundos y aparecen o empeoran después del evento traumático. Incluyen:
- Incapacidad para recordar aspectos importantes del evento traumático, generalmente debido a la amnesia disociativa.
- Creencias negativas persistentes sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., «no soy digno», «el mundo es peligroso»).
- Culpabilidad distorsionada sobre la causa o las consecuencias del evento traumático.
- Emociones negativas persistentes como miedo, horror, ira, culpa o vergüenza.
- Reducción significativa del interés o la participación en actividades que antes se disfrutaban.
- Sensación de desapego o extrañamiento de los demás, dificultando la conexión emocional.
- Dificultad persistente para experimentar emociones positivas, como felicidad, amor o satisfacción.
Arousal y reactividad alterados (criterio E): Este criterio incluye una serie de síntomas que reflejan una respuesta de hiperalerta:
- Comportamiento irritable o explosivo con poca o ninguna provocación, que puede manifestarse como agresión verbal o física.
- Conducta imprudente o autodestructiva, como abuso de sustancias o comportamientos riesgosos.
- Hiperalerta o hipervigilancia constante, sintiendo que se debe estar siempre en guardia.
- Respuestas de sobresalto exageradas ante estímulos que recuerden el evento traumático.
- Problemas de concentración, que afectan la capacidad de mantener la atención en tareas cotidianas.
- Dificultad para conciliar o mantener el sueño, lo cual puede incluir insomnio severo o sueño inquieto.
Epidemiología del TEPT
La prevalencia del TEPT es variable, afectando a entre el 5% y el 58% de las personas en poblaciones de alto riesgo, como víctimas de violencia o desastres naturales. Aunque tanto hombres como mujeres pueden desarrollar TEPT, las mujeres presentan una mayor vulnerabilidad debido a la naturaleza de los eventos traumáticos a los que están expuestas, como abusos sexuales o violencia doméstica.
Curso del TEPT
La edad de inicio del TEPT puede variar ampliamente, dependiendo del momento en que ocurra el trauma dentro de la vida del individuo. Los síntomas pueden aparecer inmediatamente después del evento o manifestarse meses e incluso años más tarde. En muchos casos, la duración del TEPT puede extenderse por más de un año si no se recibe tratamiento adecuado, lo que puede afectar gravemente el bienestar psicológico y la funcionalidad diaria del paciente.
Newsletter PSYCOlógicaMENTE
Nuestro Blog de Psicología en tu email
Suscribiéndote aceptas la politica de privacidad
Diagnóstico Diferencial
Es importante diferenciar el TEPT de otros trastornos con síntomas similares, como el trastorno adaptativo, el trastorno por estrés agudo, y los trastornos psicóticos. Los flashbacks y las reacciones disociativas del TEPT son distintivos y no se observan en condiciones como la esquizofrenia u otros trastornos del estado de ánimo con síntomas psicóticos.
Modelos Explicativos del TEPT
El desarrollo del trastorno de estrés postraumático (TEPT) es complejo y multifacético; no se trata únicamente de la exposición al evento traumático, sino de una interacción entre el trauma y diversos factores predisponentes y mantenedores que influyen en la aparición y persistencia del trastorno. A continuación, se detallan los modelos explicativos más relevantes, los cuales ayudan a entender por qué algunas personas desarrollan TEPT mientras que otras no.
Factores Implicados en el Origen del TEPT
La percepción subjetiva del trauma juega un papel fundamental en el desarrollo del TEPT. No todos los eventos traumáticos son vividos de la misma manera por todas las personas; lo que resulta traumático para uno puede no serlo para otro. Los siguientes factores aumentan la probabilidad de desarrollar TEPT:
Percepción negativa del evento: Cuando el evento traumático es percibido como extremadamente peligroso o aterrador, la respuesta emocional es más intensa. La percepción de que la vida está en peligro, que se ha perdido algo irreparable o que se ha sido gravemente herido son detonantes clave.
Sensación de falta de control: La incapacidad para influir o cambiar el curso del evento traumático intensifica la sensación de vulnerabilidad. Esta falta de control puede generar una profunda impotencia que persiste más allá del evento, contribuyendo a síntomas como la hipervigilancia y la reexperimentación.
Naturaleza inesperada y repentina del trauma: Los eventos que ocurren de manera súbita, como accidentes de tráfico o agresiones violentas, generan una mayor activación del sistema de alarma del cuerpo, dificultando la recuperación y aumentando la probabilidad de desarrollar TEPT.
Factores Psicológicos y Biológicos
El TEPT no se desarrolla en un vacío; existe una predisposición individual que influye en cómo se responde al trauma. Entre los factores más influyentes se encuentran:
Antecedentes familiares de trastornos psiquiátricos: Tener un historial familiar de trastornos como la depresión o la ansiedad incrementa el riesgo de desarrollar TEPT. Las vulnerabilidades genéticas y la exposición a ambientes familiares disfuncionales durante la infancia pueden preparar el terreno para respuestas desadaptativas al trauma.
Historial de abuso o trauma infantil: Experiencias adversas tempranas, como abuso físico, emocional o negligencia, no solo predisponen al desarrollo de TEPT, sino que también afectan la capacidad de afrontamiento ante futuros traumas. Estos antecedentes pueden contribuir a una hiperactividad del sistema de estrés y una regulación emocional deficiente.
Exposición previa a otros traumas: La acumulación de experiencias traumáticas a lo largo de la vida aumenta significativamente la vulnerabilidad al TEPT. Cada evento adicional puede exacerbar los síntomas existentes y dificultar la recuperación.
Teorías del Aprendizaje: Condicionamiento Clásico y Operante
Las teorías del aprendizaje son esenciales para entender cómo los síntomas del TEPT se mantienen en el tiempo. A través del condicionamiento clásico, estímulos previamente neutros se asocian con el evento traumático, desencadenando respuestas de miedo y ansiedad cada vez que se presentan. Por ejemplo, un sonido fuerte podría generar una respuesta de sobresalto en una persona que ha estado en una zona de conflicto armado.
- Condicionamiento operante: Explica cómo los comportamientos de evitación, al reducir la ansiedad momentánea, refuerzan la persistencia del TEPT. Al evitar personas, lugares o situaciones que recuerdan el trauma, se perpetúa el ciclo del miedo y se impide la exposición que permitiría procesar y superar los recuerdos traumáticos.
Modelos Basados en la Indefensión Aprendida
El concepto de indefensión aprendida, desarrollado por Seligman, se refiere a la creencia de que uno no tiene control sobre los resultados de una situación adversa. En el contexto del TEPT, esta percepción puede llevar a la persona a sentirse impotente y resignada ante el trauma y sus secuelas, alimentando la desesperanza y los síntomas depresivos.
- Falta de control sobre el trauma: Las personas con TEPT a menudo sienten que no tienen la capacidad de modificar sus síntomas o sus reacciones, lo que refuerza un estado mental negativo. Esta indefensión percibida puede aumentar la gravedad del TEPT y dificultar la búsqueda de ayuda o la participación en tratamientos.
Modelos Cognitivos de Procesamiento de la Información
Los modelos de procesamiento de la información sugieren que el TEPT está asociado con fallos en la forma en que el cerebro procesa y almacena la información traumática. Según estos modelos, el trauma se codifica de manera fragmentada, lo que dificulta su integración en la memoria autobiográfica. Esto explica por qué los recuerdos traumáticos pueden surgir de manera intrusiva y desorganizada, como en flashbacks o pesadillas.
- Teoría del procesamiento dual: Plantea que los eventos traumáticos son procesados tanto a nivel verbal (consciente) como sensorial (no verbal), y que los recuerdos sensoriales no integrados pueden desencadenar respuestas automáticas de miedo cuando se activan.
Tratamientos del Trastorno de Estrés Postraumático
Tratamiento Psicológico
El tratamiento psicológico para el TEPT suele incluir terapia cognitivo-conductual (TCC), terapia de exposición prolongada y desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR). Estas intervenciones ayudan a procesar los recuerdos traumáticos y a reducir los síntomas intrusivos.
Tratamiento Farmacológico
Los tratamientos farmacológicos para el TEPT han mostrado ser efectivos en la reducción de síntomas. Algunos de los fármacos más utilizados incluyen:
- Antidepresivos tricíclicos e ISRS: Ayudan a controlar los síntomas de ansiedad y depresión asociados con el TEPT.
- Benzodiazepinas y betabloqueantes: Utilizados para reducir la agitación y los síntomas físicos del estrés.
- Clonidina y sales de litio: Indicados en casos de síntomas persistentes donde otros tratamientos no han sido efectivos.
- Carbamazepina: Eficaz en la reducción de recuerdos intrusivos y pesadillas.
Hasta aquí nuestro blog. Si estás en busca de asistencia psicológica, te invitamos a ver perfil de nuestros psicólogos y terapeutas. Ofrecemos servicios tanto presencialmente en Valencia (España) como en línea. Puedes solicitar una cita fácilmente a través de nuestro formulario de contacto en esta web.
Además, si te interesa el desarrollo personal y la psicología, no dejes de explorar nuestros cursos de psicología y desarrollo
Referencias Bibliográficas:
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
- Bisson, J. I., Cosgrove, S., Lewis, C., & Roberts, N. P. (2015). Post-traumatic stress disorder. BMJ, 351, h6161.
- Foa, E. B., & Kozak, M. J. (1986). Emotional processing of fear: Exposure to corrective information. Psychological Bulletin, 99(1), 20-35.
- National Institute for Health and Care Excellence (NICE). (2018). Post-traumatic stress disorder. NICE Guideline [NG116].
- Van der Kolk, B. A. (2014). The Body Keeps the Score: Brain, Mind, and Body in the Healing of Trauma. Viking Penguin.