¿Por qué algunas personas temen tanto que las dejen, incluso cuando no hay razones objetivas para pensarlo? Y más importante aún: ¿de dónde nace esa necesidad urgente de ser querido, validado o necesitado por los demás?
Lo que a simple vista podría parecer un «carácter sensible» o una «inseguridad emocional» suele tener raíces mucho más profundas. Hablamos del apego ansioso, una forma de vincularnos que tiene su origen en nuestras primeras experiencias de cuidado y que, a menudo, está relacionada con la herida emocional de abandono. En este artículo te ayudamos a entender cómo se forma, qué lo mantiene y, sobre todo, cómo se puede sanar.
¿Qué es el apego ansioso?
El apego ansioso, también conocido como apego ambivalente o resistente, es un tipo de apego inseguro que se caracteriza por una necesidad intensa de cercanía emocional y una preocupación constante por el rechazo o el abandono.
Las personas con este estilo de apego tienden a experimentar relaciones cargadas de ansiedad, con dudas recurrentes sobre si son queridas de verdad o si su pareja (o amigos) se van a alejar en cualquier momento.
Teoría del apego: las bases del vínculo
La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, sostiene que los seres humanos nacemos con un sistema motivacional que nos impulsa a buscar cercanía y protección. Este sistema se activa en la infancia a través de la relación con la figura de apego (normalmente, la madre o el cuidador principal).
Si esa figura es sensible y coherente en sus respuestas, el niño desarrolla un apego seguro. Pero si las respuestas son incoherentes, inconsistentes o impredecibles, es más probable que se desarrolle un apego ansioso.
¿Cómo se forma el apego ansioso en la infancia?
La psicóloga Mary Ainsworth, mediante su experimento de la situación extraña, observó que algunos niños reaccionaban de forma especialmente intensa a las separaciones y reuniones con su madre. Estos niños lloraban antes incluso de que la madre se marchara, y al regresar, buscaban consuelo pero a la vez rechazaban el contacto, como si no supieran si confiar o no. El experimento consistía en una serie de episodios breves y estructurados en los que se observaba la conducta del niño ante separaciones y reencuentros con su madre, incluyendo la presencia de una persona extraña. Esta metodología permitió identificar distintos patrones de apego en la infancia. Puedes profundizar más sobre este experimento en este artículo sobre la situación extraña.
Este patrón de conducta refleja lo que llamamos apego ambivalente: una mezcla de deseo de afecto y temor al abandono. En la mayoría de los casos, estos niños tenían cuidadores afectuosos en ocasiones, pero también impredecibles, quisquillosos o centrados en sus propias necesidades.
Según la teoría de Ainsworth y posteriores investigaciones, existen cuatro tipos principales de apego:
Seguro: confianza en el otro y en uno mismo, equilibrio entre autonomía y vínculo.
Ansioso-ambivalente: deseo intenso de afecto, pero miedo al rechazo.
Evitativo: necesidad de independencia extrema, rechazo del contacto emocional.
Desorganizado: mezcla caótica de atracción y miedo, común en historias de trauma.
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¿Cómo es una persona con apego ansioso?
En la vida adulta, este estilo de apego se manifiesta de forma muy específica. Las personas con apego ansioso suelen:
Buscar validación constante.
Temer que su pareja no les quiera lo suficiente.
Querer «fundirse» con el otro y temer la distancia emocional.
Preocuparse de forma excesiva por el futuro de la relación.
Mostrar celos o ansiedad ante la independencia del otro.
Por ejemplo, Marta, una joven de 32 años, relata que cuando su pareja tarda en responderle a un mensaje, su mente se llena de pensamientos como: “ya no me quiere”, “seguro que está con otra persona” o “algo habré hecho mal”. Aunque su pareja le ha expresado en muchas ocasiones que la quiere y que está comprometido con la relación, Marta necesita confirmaciones constantes para calmar su ansiedad. Este patrón no surge por capricho, sino como consecuencia de una forma temprana de vincularse donde la seguridad emocional fue intermitente e impredecible.
Apego ansioso y su relación con la herida de abandono
Detrás del apego ansioso hay, casi siempre, una herida emocional de abandono. Esta herida se gesta en la infancia cuando el niño no se siente emocionalmente sostenido de forma constante. Puede que reciba afecto, sí, pero de forma irregular: a veces mucho, otras veces nada.
Este vaivén emocional deja una huella profunda: el niño aprende que no puede relajarse ni confiar del todo, y acaba desarrollando una forma de amor con miedo. En la edad adulta, esto se traduce en dependencia emocional, ansiedad ante la soledad y dificultad para sentirse seguro incluso cuando el otro muestra afecto.
Profundizamos en esta y otras heridas infantiles en nuestro Curso de Heridas Emocionales, que te puede ayudar a identificar patrones de tu historia personal y dar los primeros pasos hacia la reparación.
¿Cómo saber si tienes apego ansioso?
Aunque solo un terapeuta puede realizar una evaluación precisa, hay algunas señales que pueden orientarte:
Te cuesta estar tranquilo/a cuando alguien que quieres está distante.
Sientes que das más de lo que recibes.
Te cuesta poner límites por miedo a que te dejen.
Cambias tu forma de ser para agradar.
Vives con ansiedad las discusiones o los silencios prolongados.
Caminos para superar el apego ansioso
Superar el apego ansioso no significa dejar de necesitar a los demás, sino aprender a vincularse desde un lugar más seguro y consciente. Algunos caminos clínicos y personales incluyen:
1. Terapia psicológica
El trabajo terapéutico, especialmente desde enfoques como la Terapia de Aceptación y Compromiso, el enfoque centrado en la compasión o la terapia del apego, permite identificar patrones, emociones evitadas y aprender nuevas formas de relacionarse.
2. Reeducación emocional
Esto implica aprender a:
Detectar el miedo al abandono sin actuar impulsivamente.
Regular tus emociones.
Confiar en tu capacidad para estar bien incluso sin el otro.
3. Crear vínculos seguros
Relacionarte con personas emocionalmente disponibles puede ayudarte a construir nuevas experiencias de apego. Aprendes que el amor no tiene por qué ser una lucha constante.
4. Explorar tu historia personal
Comprender tu historia de apego y tus heridas emocionales es un paso fundamental. Puedes hacerlo mediante terapia, o si el problema que se deriva de tu apego ansioso no es acuciante por medio de la biblioterapia o la realización de cursos como el que tenemos de Heridas Emocionales.
Además, si te interesa el desarrollo personal y la psicología, no dejes de explorar nuestros cursos de psicología y desarrollo.
Referencias
Ainsworth, M. D. S., Blehar, M. C., Waters, E., & Wall, S. (1978). Patterns of attachment: A psychological study of the strange situation. Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.
Bowlby, J. (1988). Una base segura: aplicaciones clínicas de una teoría del apego. Paidós.
Hazan, C., & Shaver, P. (1987). Romantic love conceptualized as an attachment process. Journal of Personality and Social Psychology, 52(3), 511–524.