¿Es viable?: Técnica clave en la Terapia de Aceptación y Compromiso

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¿Y si lo importante no fuera saber si lo que piensas es cierto, sino si te está ayudando a vivir la vida que quieres?
En terapia de aceptación y compromiso, una de las preguntas más potentes que podemos hacer no tiene que ver con la verdad, sino con la viabilidad.
Pero… ¿cómo se trabaja esta técnica en sesión?, ¿cómo evita que el cliente se sienta juzgado? y ¿cómo contribuye al cambio sin necesidad de discusión?


 

Una técnica esencial en la terapia de aceptación y compromiso

Dentro de las múltiples técnicas de la terapia de aceptación y compromiso, hay una que destaca por su sencillez y profundidad: preguntar “¿Es viable?”.
No hablamos aquí de confrontar creencias o discutir con la mente del cliente. Hablamos de invitarlo a observar el impacto real que tiene aquello que piensa, siente o hace, y preguntarse si le está acercando o alejando de una vida valiosa para él.

Este tipo de intervención es especialmente útil cuando el cliente repite patrones que alivian a corto plazo, pero que le alejan de sus valores a largo plazo. Es una forma de encender una luz dentro de su propia experiencia, sin necesidad de imponer ningún juicio externo.

¿Qué significa “viabilidad” en ACT?

En este contexto, “viabilidad” no se refiere a si algo es posible o realista, sino a si una determinada forma de actuar o pensar está funcionando en términos de bienestar y sentido.
La pregunta que guía esta técnica es clara:
“¿Esto que haces o piensas… te está funcionando para construir la vida que quieres?”

Esta indagación conecta directamente con el concepto del punto de elección propuesto por Russ Harris, donde el cliente puede tomar conciencia de que cada momento difícil representa una oportunidad para moverse hacia sus valores o alejarse de ellos. Evaluar la viabilidad de una conducta o pensamiento es, en realidad, una forma concreta de visibilizar ese punto de decisión que a menudo pasa desapercibido en la experiencia cotidiana.

Si quieres profundizar más en esta herramienta, puedes leer nuestro artículo sobre cómo construir y aprovechar tu punto de elección en el día a día.

Es una manera de activar la autonomía del cliente, de ayudarle a conectar con sus valores sin imponerle cambios desde fuera.

Punto de Elección

Aplicaciones clínicas más comunes de la viabilidad del comportamiento

Trabajar desde la viabilidad es especialmente eficaz en tres grandes áreas:

Conductas de evitación

Muchas personas recurren al control emocional, al aislamiento o incluso al consumo de sustancias para evitar malestar. Aunque estas estrategias ofrecen alivio inmediato, suelen generar consecuencias indeseadas a largo plazo.

Ejemplo: un cliente que bebe para adormecer recuerdos traumáticos. Explorar la viabilidad permite ver que, aunque le alivia unas horas, le genera culpa, problemas en sus relaciones y un profundo sentimiento de estancamiento.

Pensamientos rígidos o fusionados

A veces, los pensamientos se viven como verdades absolutas. Pero en ACT no preguntamos si son ciertos, sino si sirven.

Ejemplo: “No se puede confiar en nadie.”
En lugar de debatir, se plantea:
“Cuando sostienes esa idea, ¿te ayuda a crear vínculos? ¿O te aísla?”

Reglas autoimpuestas

Frases como “tengo que hacerlo todo perfecto” pueden parecer motivadoras, pero muchas veces solo generan ansiedad y bloqueo.

Ejemplo clínico realista: un estudiante brillante que vive con estrés crónico por miedo a fallar. Al explorar la viabilidad de esa exigencia interna, descubre que lo único que ha conseguido es sabotear su bienestar.

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Ejemplos de intervención en sesión

Estas son algunas formas habituales de aplicar esta técnica con sensibilidad. Veamos cómo podrían desarrollarse en un diálogo terapéutico:

Terapeuta: «¿Qué esperas conseguir cuando haces eso?»

Cliente: «Supongo que me tranquiliza. Me da la sensación de tener algo bajo control.»

Terapeuta: «Entiendo. ¿Y qué ocurre realmente después de hacerlo?»

Cliente: «Al principio me siento un poco mejor, pero luego vuelven la ansiedad y la culpa… como si no hubiera hecho nada útil.»

Terapeuta: «¿Te ayuda ese patrón a vivir como quieres, en la dirección de tus valores?»

Cliente: «No… en realidad me aleja de las personas y de lo que me importa.»

Terapeuta: «¿Qué pasa a corto y a largo plazo cuando evitas sentir eso que aparece?»

Cliente: «A corto plazo me siento aliviado. Pero a largo plazo me siento vacío, estancado. Siento que no avanzo.»

Este tipo de exploración no busca convencer al cliente, sino abrir una puerta a la autoindagación desde la curiosidad y la seguridad. Cuando la persona conecta con el impacto real de sus estrategias, se vuelve más capaz de identificar sus propios puntos de elección.

Herramientas y recursos

Para que esta técnica funcione, el contexto y la forma son clave. Aquí algunas recomendaciones prácticas:

Crear un clima de seguridad

Muchos clientes se aferran a sus estrategias porque en algún momento les salvaron. Es esencial normalizar estas respuestas y validarlas antes de explorar su utilidad actual.

Usar representaciones visuales

Un recurso últil es dibujar una tabla en consulta con el cliente, comparando beneficios a corto plazo y consecuencias a largo plazo de una conducta.

Ejemplo:
Columna 1: “Evitar salir de casa”
→ Alivio inmediato del miedo.
Columna 2: “A largo plazo”
→ Soledad, pérdida de oportunidades, desmotivación.

Aplicar la técnica a reglas y pensamientos

También se puede usar con ideas más abstractas.
“¿Qué te aporta esta regla de no mostrar debilidad? ¿Y qué precio estás pagando por sostenerla?”


Resultados esperados cuando se trabaja la viabilidad

Cuando esta técnica se aplica con delicadeza:

  • Se activa la desesperanza creativa, es decir, el darse cuenta de que seguir igual ya no funciona.

  • Aparece una motivación natural al cambio, no impuesta desde fuera.

  • El cliente recupera la agencia, al ver que tiene margen de maniobra.

  • Se refuerza el contacto con los valores, como brújula para decidir.

En la práctica clínica, este enfoque es especialmente útil cuando el cliente dice: “Sé que esto no es lo mejor, pero no sé qué otra cosa hacer”.
Al no juzgar ni debatir, se abre un espacio donde la honestidad y la apertura son posibles.

Preguntar “¿es viable?” no busca respuestas rápidas ni soluciones mágicas. Busca reconectar con lo que importa, y ayudar al cliente a evaluar por sí mismo si sus estrategias actuales están realmente al servicio de su bienestar.

En un modelo como ACT, donde los valores son el motor del cambio, esta pregunta se convierte en un faro. No porque dé respuestas, sino porque ilumina el camino.

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Referencias

  • Contextual Consulting. (2025, 28 de abril). 6 things the best ACT therapists do differently.

  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012). Terapia de aceptación y compromiso: Proceso y práctica del cambio consciente. Editorial Desclée de Brouwer.

  • Villatte, M., Villatte, J. L., & Hayes, S. C. (2016). Mastering the Clinical Conversation: Language as Intervention. Guilford Press.

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