Los trastornos disociativos son una de las categorías más fascinantes y complejas en el campo de la psicología. Estos trastornos representan un deterioro en la integración de las funciones psicológicas como la emoción, la memoria, el pensamiento y la conciencia. Pero, ¿como se explica este fenómeno desde la psicología y cuáles son sus principales modelos teóricos? Sigue leyendo para descubrirlo.
¿Qué es un Trastorno Disociativo?
El concepto de trastorno disociativo se remonta a los estudios de Pierre Janet, quien lo describió como una ruptura en la unidad de la mente. En palabras simples, una persona que experimenta disociación puede sentir que pierde conexión con ciertos aspectos de sí misma, como la memoria, la identidad o incluso la sensación de realidad.
Según el DSM-5, los trastornos disociativos incluyen las siguientes categorías:
Amnesia disociativa: Incapacidad para recordar información personal importante, generalmente relacionada con eventos traumáticos.
Trastorno de identidad disociativo: Presencia de dos o más identidades distintas dentro de una misma persona.
Trastorno de despersonalización/desrealización: Sensación de estar desconectado del propio cuerpo o del entorno.
Otro trastorno disociativo especificado y no especificado: Casos que no encajan perfectamente en las categorías anteriores, como el síndrome de Ganser.
¿Cómo Actúa una Persona Disociada?
Las personas con trastorno disociativo pueden presentar una amplia variedad de síntomas que afectan diferentes aspectos de su experiencia psicológica. Entre los principales se encuentran:
Desconexión emocional: Estas personas pueden tener dificultades para experimentar emociones intensas o para establecer una conexión emocional genuina con otras personas. Es común que reporten sentir un «vacío» emocional.
Amnesia: Se caracteriza por la incapacidad de recordar eventos significativos de su vida. Esta pérdida de memoria no se debe a factores fisiológicos, sino a la desconexión psicológica que ocurre durante o después de experiencias traumáticas.
Sensación de irrealidad o despersonalización: Muchas personas describen sentirse «separadas» de su propio cuerpo, como si estuvieran observándose desde fuera. Además, pueden percibir el entorno como «irreal» o distorsionado, similar a un sueño.
La intensidad y frecuencia de estos síntomas pueden variar considerablemente entre individuos. Mientras que algunos pueden experimentar episodios ocasionales, otros enfrentan estas sensaciones de manera crónica, afectando significativamente su calidad de vida y sus relaciones interpersonales.
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Modelos Explicativos de los Trastornos Disociativos
La psicología ha propuesto diversos modelos para explicar los trastornos disociativos, cada uno aportando una perspectiva única.
Modelos Psicodinámicos
Janet: Desde una perspectiva clásica, Janet considera la disociación como un fenómeno histérico que surge cuando la mente no logra integrar experiencias traumáticas. Esto conduce a una fragmentación de la conciencia, donde ciertas memorias o emociones se «separan» del acceso consciente del individuo. Para Janet, la disociación era un mecanismo patológico que reflejaba la incapacidad de la mente para manejar el trauma.
Freud: En el marco psicoanalítico, Freud interpretó la disociación como un mecanismo de defensa inconsciente. Según su teoría, la mente reprime experiencias o deseos dolorosos e inaceptables para proteger al individuo de la angustia. Aunque Freud no utilizó directamente el término «disociación» en sus trabajos, su conceptualización del conflicto intrapsíquico está relacionada con estos fenómenos.
Modelo Bask (Braun, 1988)
El modelo Bask propone que la disociación afecta cuatro dimensiones fundamentales del funcionamiento humano:
Conducta: Las personas pueden realizar acciones automáticas o inconscientes, sin recordar posteriormente lo que hicieron.
Afecto: Las emociones pueden quedar «separadas» de los eventos que las desencadenaron, lo que genera una respuesta emocional desproporcionada o inexplicable.
Sensaciones: Algunos individuos reportan una desconexión con su cuerpo, como una falta de percepción de dolor o sensaciones físicas.
Conocimiento: Incluye la amnesia o la incapacidad de acceder a información previamente conocida.
En este modelo, las dimensiones actúan de forma aislada durante estados disociativos, lo que afecta la capacidad de respuesta y adaptación del individuo.
Teoría Neodisociativa de Hilgard
La teoría neodisociativa (Hilgard, 1973, 1977) explica que la mente opera mediante sistemas cognitivos que pueden funcionar de manera independiente entre sí. La disociación ocurre cuando estas estructuras pierden comunicación, dejando ciertos procesos fuera del alcance consciente. Por ejemplo, la hipnosis es vista como un estado disociativo controlado, donde la conciencia puede dividirse en múltiples niveles operativos. Esto también ayuda a entender fenómenos como la amnesia y los estados de trance.
Modelo de Kihlstrom
Este modelo sostiene que los trastornos disociativos se originan en disfunciones del procesamiento de la memoria. Según Kihlstrom, los recuerdos traumáticos se almacenan de forma fragmentada, lo que impide su integración en la memoria autobiográfica. Esto da lugar a una «pérdida» de ciertos eventos o emociones que quedan aislados del acceso consciente del individuo.
Modelo de Procesamiento en Paralelo
Rummelhart y McClelland (1986) describen la disociación como una alteración en el procesamiento paralelo de información. Según este enfoque, la memoria traumática se almacena de manera independiente y aislada, lo que dificulta su integración consciente. Este modelo resalta cómo las redes neuronales pueden priorizar ciertas informaciones mientras «bloquean» otras, generando así estados disociativos.
Aportaciones Desde las Neurociencias
Las investigaciones neurocientíficas han profundizado en el entendimiento de los trastornos disociativos, vinculándolos con alteraciones en la actividad cerebral. Una de las áreas de mayor relevancia es el hemisferio derecho, que desempeña un papel crucial en el procesamiento emocional y la integración de la memoria.
Alteraciones en el cuerpo calloso: El cuerpo calloso, encargado de la comunicación entre los hemisferios cerebrales, muestra patrones disfuncionales en personas con disociación. Esto podría explicar la dificultad para integrar experiencias traumáticas y procesar información emocional de manera coherente.
Cambios en áreas responsables de la emoción y la memoria: Regiones como la amígdala y el hipocampo, claves en la regulación emocional y el almacenamiento de recuerdos, presentan alteraciones significativas. Estas disfunciones podrían estar asociadas con la incapacidad de las personas disociadas para procesar y consolidar eventos traumáticos.
Estos hallazgos respaldan la idea de que los trastornos disociativos no solo tienen una base psicológica, sino también neurológica, lo que subraya la importancia de enfoques interdisciplinarios para su comprensión y tratamiento.
Estudios Sobre Trauma y Disociación
El trabajo de Van der Hart y colegas (1996) ofrece un marco fundamental para entender los niveles de disociación en relación con el trauma. Su modelo jerárquico clasifica la disociación en tres niveles:
Disociación primaria: Representa el procesamiento fragmentado del evento traumático. En este nivel, los recuerdos y emociones relacionadas con el trauma no se integran completamente, lo que genera una sensación de «vacío» o desconexión.
Disociación secundaria: Se caracteriza por la desconexión emocional del evento traumático. Aunque la persona puede recordar el suceso, no experimenta un impacto emocional completo, lo que crea una brecha entre la experiencia y su significado afectivo.
Disociación terciaria: Este nivel implica el desarrollo de identidades separadas, como ocurre en el trastorno de identidad disociativo. Es una respuesta extrema al trauma que refleja una fragmentación profunda del self.
Estos niveles son fundamentales para comprender cómo el trauma impacta en la psique de las personas y cómo se manifiestan las diferentes formas de disociación. También ofrecen guías útiles para el desarrollo de intervenciones terapéuticas adaptadas a cada nivel de disociación.
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Referencias
Braun, B. G. (1988). Conceptos de disociación. Journal of Trauma and Dissociation.
Hilgard, E. R. (1973). The neodissociation theory. Psychological Review.
Van der Hart, O., Nijenhuis, E. R. S., & Steele, K. (1996). The haunted self: Structural dissociation and the treatment of chronic traumatization.