La época contemporánea está marcada por la influencia indiscutible de las masas en la vida política, social y cultural. Sin embargo, ¿qué ocurre con la psicología individual cuando una persona forma parte de una multitud? Gustave Le Bon, en su obra La psicología de las masas, explora este fenómeno y ofrece una perspectiva fascinante sobre cómo las masas actúan como un ente colectivo que trasciende la suma de sus partes.
¿Quién fue Gustave Le Bon?
Gustave Le Bon (1841-1931) fue un pensador francés multidisciplinar, reconocido como uno de los pioneros de la psicología social. Su interés abarcó áreas como la sociología, la antropología y la psicología colectiva. En su obra más influyente, La psicología de las masas (1895), Le Bon analiza cómo las masas adoptan comportamientos que transforman por completo las ideas y acciones de los individuos que las integran.
«La masa es siempre intelectualmente inferior al hombre aislado. Pero, desde el punto de
vista de los sentimientos y de los actos que los sentimientos provocan, puede, según las
circunstancias, ser mejor o peor. Todo depende del modo en que sea sugestionada»Gustav Le Bon
El alma de las masas: Una entidad colectiva
Características generales de las masas
Le Bon sostiene que una “masa psicológica” no es simplemente un grupo de personas reunidas, sino una entidad con vida propia que emerge cuando los individuos pierden su identidad personal. Este fenómeno puede explicarse a través del concepto de despersonalización, donde las personas intercambian su identidad individual por la del grupo, especialmente en momentos de tensión o cohesión extrema.
Por ejemplo, en contextos como un partido de fútbol, un espectador individual sería incapaz de iniciar actos de vandalismo o gritar insultos de manera aislada. Sin embargo, al formar parte de una multitud apasionada, puede dejarse llevar por el frenesí colectivo y participar en comportamientos que no realizaría de forma independiente. De manera similar, en manifestaciones masivas, individuos generalmente pacíficos pueden llegar a realizar acciones violentas, como enfrentamientos con la policía o destrucción de propiedad. Estas conductas surgen debido al sentimiento de anonimato, la sugestión colectiva y la intensidad emocional compartida.
Entre las características principales de las masas destacan:
Impulsividad: Actúan sin reflexión previa, guiadas por instintos primarios.
Sugestibilidad: Son altamente influenciables por líderes o ideas simples.
Contagio emocional: Las emociones se propagan rápidamente dentro de la masa, amplificando su intensidad.
Sentimientos y moralidad de las masas
En las masas, predomina lo instintivo sobre lo racional. Esto las hace tanto peligrosamente violentas como capaces de actos heroicos. Su moralidad no está basada en principios lógicos, sino en emociones colectivas. Por ejemplo, el sacrificio desinteresado por una causa es una expresión típica de esta dinámica.
La mente de grupo según Le Bon
En las masas, el razonamiento es reemplazado por la imaginación. Las ideas que predominan son simples y suelen estar cargadas de simbolismo. Esto explica por qué las masas responden mejor a imágenes o relatos emocionales que a argumentos complejos.
Simplificación de ideas: Solo los conceptos claros y contundentes tienen impacto. Por ejemplo, en un mitin político, frases simples como «¡En las proximas elecciones vota libertad!» resuenan mucho más que discursos complejos. En un estadio de fútbol, cánticos repetitivos como «¡A por ellos, oe…!» movilizan emociones colectivas rápidamente, mostrando cómo las ideas simples se convierten en motores de acción cuando el grupo comparte un propósito común.
Exageración emocional: Las masas amplifican tanto los sentimientos positivos como negativos. Por ejemplo, en una celebración deportiva, los aficionados pueden pasar de la alegría extrema al descontrol violento tras un resultado inesperado. Del mismo modo, en protestas multitudinarias, el entusiasmo inicial por una causa puede transformarse en acciones de violencia colectiva, como enfrentamientos o vandalismo. Estas reacciones, que rara vez sucederían a título individual, surgen de la dinámica emocional compartida en el grupo. Y tienen un efecto de sinergia que facilita la propagación exponencial.
Credulidad: Aceptan relatos y leyendas sin cuestionar su veracidad, lo que facilita la propagación de rumores y mitos. Por ejemplo, en el contexto de una manifestación multitudinaria, un simple rumor sobre un acto de violencia puede desencadenar reacciones exageradas, como enfrentamientos o saqueos, incluso si la información es falsa. Esto ocurre porque las masas no analizan racionalmente la información; en su lugar, responden de manera emocional y colectiva, amplificando los efectos del rumor.
Factores que influyen en las creencias
Le Bon identifica dos tipos de factores que moldean las opiniones de las masas:
Factores lejanos: Incluyen tradiciones, valores culturales y raza. Por ejemplo, las festividades nacionales, como el Día de la Independencia en muchos países, generan un sentido de unidad colectiva que moldea cómo las masas perciben su identidad cultural.
Factores inmediatos: Incluyen la influencia de líderes, emociones colectivas y eventos recientes. Un ejemplo claro es cómo un discurso inspirador de un líder carismático puede movilizar a una multitud para protestar pacíficamente o, en casos extremos, incitar a actos de desobediencia civil tras un evento controversial.
Newsletter PSYCOlógicaMENTE
Nuestro Blog de Psicología en tu email
Suscribiéndote aceptas la politica de privacidad
El rol de los líderes en la Psicología de las Masas
Los líderes carismáticos tienen un papel crucial en las masas, actuando como catalizadores de la acción colectiva. Utilizan promesas simples, simbolismo potente y emociones profundas para guiar sus acciones. Por ejemplo, en un mitin político, un líder puede apelar al deseo de justicia con frases como «el pueblo unido jamás será vencido», creando una conexión inmediata y emocional. Asimismo, durante crisis sociales, líderes carismáticos pueden movilizar a grandes grupos al simplificar narrativas complejas en conceptos comprensibles y movilizadores. No se necesita una argumentación sofisticada; basta con captar la imaginación colectiva para desencadenar movimientos masivos.
Clasificación de las masas
Le Bon distingue entre distintos tipos de masas según su composición y propósitos, cada una con características y dinámicas únicas que, sin embargo, comparten los principios psicológicos generales de sugestión, contagio emocional y despersonalización.
Masas heterogéneas: Estas están compuestas por individuos de diferentes orígenes, profesiones y niveles socioeconómicos. Ejemplos de estas masas son las multitudes espontáneas en eventos públicos como manifestaciones o concentraciones por celebraciones deportivas. Aunque los participantes son diversos, la cohesión surge de un objetivo o emoción compartida, como la euforia tras la victoria de un equipo.
Masas homogéneas: Formadas por personas con intereses, creencias o valores comunes, como sectas religiosas, castas sociales o grupos políticos. Por ejemplo, una marcha organizada por un partido político refleja cómo los valores comunes y la estructura organizada refuerzan la unidad del grupo y amplifican su influencia.
Ambos tipos de masas muestran cómo los individuos, al integrarse en estos grupos, actúan bajo una lógica colectiva que puede llevarlos a comportamientos que no realizarían de manera individual. Este fenómeno explica desde actos de altruismo masivo hasta episodios de violencia colectiva.
¿Qué aportó Le Bon a la psicología social?
El impacto de Le Bon trasciende su tiempo, dejando un legado que abarca campos tan diversos como el marketing, la política y las ciencias sociales. Su habilidad para analizar y explicar fenómenos como el populismo, las revoluciones y la manipulación mediática ha sido clave para comprender los comportamientos colectivos. Uno de sus conceptos más influyentes, la «unidad mental de las masas», describe cómo los individuos, al integrarse en una multitud, pierden su identidad personal y adoptan una mente grupal. Este concepto sigue siendo crucial en la actualidad para entender desde el auge de movimientos sociales hasta las estrategias empleadas en la publicidad moderna. Por ejemplo, las campañas políticas suelen usar mensajes simples y cargados de simbolismo para movilizar a grandes grupos, lo que demuestra la vigencia de sus teorías. Al conectar con las emociones colectivas, Le Bon demostró que el comportamiento de las masas puede ser moldeado de manera predecible, lo que ha influido profundamente en disciplinas como la psicología social aplicada.
Hasta aquí nuestro blog. Si estás en busca de asistencia psicológica, te invito a ver mi perfil. Ofrecemos servicios tanto presencialmente en Valencia (España) como en línea. Puedes solicitar una cita fácilmente a través de nuestro WhatsApp +34 690188154 .
Además, si te interesa el desarrollo personal y la psicología, no dejes de explorar nuestros cursos de psicología y desarrollo.
Referencias
Le Bon, G. (1895). La psicología de las masas. París: Félix Alcan.
Moscovici, S. (1985). The age of the crowd: A historical treatise on mass psychology. Cambridge University Press.
Tajfel, H. (1982). Social identity and intergroup relations. Cambridge University Press.