La reciente DANA en Valencia ha dejado a muchas personas enfrentando pérdidas materiales, situaciones de riesgo y, en algunos casos, traumas difíciles de procesar. Tras una catástrofe como esta, es común que algunos supervivientes experimenten trastorno de estrés postraumático (TEPT) y síntomas disociativos, dos respuestas psicológicas que el cerebro utiliza en un intento de lidiar con el impacto emocional del evento. En este artículo, exploraremos qué es la disociación, por qué ocurre en contextos de alto estrés como el de la DANA y cuándo es motivo de preocupación.
¿Qué es la Disociación?
La disociación es un fenómeno psicológico en el que se produce una desconexión entre los pensamientos, emociones, recuerdos o incluso la identidad de una persona. En situaciones de estrés extremo, como la de una catástrofe natural, el cerebro puede usar la disociación para reducir el dolor emocional y hacer frente a la experiencia traumática. Aunque todos podemos experimentar grados menores de disociación, como perderse en el camino sin recordar el trayecto, existen formas de disociación más profundas que pueden interferir seriamente en la vida cotidiana.
Durante la DANA, muchas personas experimentaron miedo intenso o sentimientos de pérdida, que son desencadenantes comunes para el TEPT. Este trastorno frecuentemente incluye síntomas de disociación, que aparecen como una respuesta defensiva ante recuerdos o situaciones difíciles de procesar emocionalmente.
Tipos Comunes de Disociación en Contextos Traumáticos
En el DSM-5, la disociación se clasifica en varios trastornos disociativos que pueden desencadenarse por eventos traumáticos como la DANA en Valencia. A continuación, describimos algunos de los tipos de disociación que pueden presentarse en personas afectadas por una catástrofe natural:
Amnesia Disociativa: Algunas personas pueden bloquear recuerdos importantes del evento traumático, lo que dificulta recordar detalles clave, como la secuencia de los hechos durante el desastre o incluso algunas de las acciones que realizaron en momentos críticos. Por ejemplo, es posible que alguien no logre recordar cómo logró escapar o qué decisiones tomó en los momentos de mayor peligro.
Despersonalización y Desrealización: En situaciones de alto estrés, es común que las personas sientan que se observan desde fuera, como si estuvieran desconectadas de sí mismas (despersonalización), o que perciban el mundo como si fuera irreal, distante o “borroso” (desrealización). Tras un evento traumático como la DANA, una persona podría sentir que los lugares familiares no son los mismos o que los detalles de su entorno son extraños, lo que aumenta su sensación de desconcierto.
Fuga Disociativa: Durante y después de un evento traumático, algunas personas experimentan una desconexión tan fuerte que pueden llegar a desplazarse físicamente a otro lugar sin recordar cómo o por qué se fueron. En el contexto de la DANA, esto podría manifestarse en una persona que abandona su hogar y aparece en otra ciudad o en un refugio sin recordar el trayecto o las razones exactas por las que decidió huir.
Embotamiento Emocional: Otro tipo de disociación en contextos traumáticos es el embotamiento afectivo, en el que las personas “adormecen” sus emociones para sobrellevar la intensidad de lo ocurrido. Esto puede llevar a un estado en el que la persona se muestra indiferente o “en blanco” respecto a la pérdida de su hogar o sus pertenencias. Este embotamiento es un mecanismo de defensa que reduce el impacto emocional inmediato, aunque a largo plazo puede impedir el procesamiento adecuado del trauma.
¿Por qué ocurre la Disociación en momentos de alto estrés como la DANA?
La disociación actúa como un mecanismo de defensa psicológico ante experiencias que el cerebro percibe como extremadamente dolorosas o aterradoras. En una situación como la DANA, donde el miedo y la incertidumbre pueden ser intensos, la disociación permite a la mente “separarse” temporalmente del sufrimiento para poder continuar adelante. Esta respuesta es común en situaciones de trauma y estrés postraumático, donde el cerebro trata de protegerse a sí mismo bloqueando, alterando o distorsionando los recuerdos o emociones.
Además, el TEPT es un trastorno en el que la disociación juega un papel importante. Las personas con TEPT pueden revivir momentos traumáticos de forma involuntaria y experimentar disociación como una forma de evitar o distanciarse de esos recuerdos. Sin embargo, aunque este mecanismo puede parecer útil en el corto plazo, la disociación crónica puede dificultar el procesamiento del trauma y generar problemas en el funcionamiento diario.
¿Cómo Saber si Estoy Disociado?
Si después de la DANA o de algún otro evento estresante experimentas algunos de los siguientes síntomas, podrías estar atravesando un episodio de disociación:
Pérdida de memoria: Puedes tener dificultades para recordar detalles de situaciones emocionalmente intensas, como fragmentos del evento traumático, o experimentar lagunas sobre eventos recientes. Es posible que no recuerdes con claridad qué sucedió o cómo reaccionaste en momentos críticos.
Sensación de irrealidad: A veces, la disociación se manifiesta como una percepción de que tu vida no te pertenece o de que la estás observando como un espectador. También puedes sentir que el mundo a tu alrededor es extraño, distorsionado o “fuera de lugar,” lo que aumenta la desconexión emocional y la sensación de no estar realmente “presente”.
Ausencias mentales o “piloto automático”: Es común actuar sin plena consciencia, como si estuvieras en “modo automático.” Puedes realizar tareas cotidianas sin recordarlas después, o incluso tomar decisiones sin tener plena consciencia de ellas en el momento.
“La mirada de las mil yardas”: Este fenómeno es característico en personas que han experimentado traumas graves. La persona puede parecer ausente, con la mirada fija y perdida en el vacío, como si estuviera mirando a la distancia sin realmente ver. Este tipo de mirada refleja una desconexión profunda, donde la mente se encuentra atrapada en el impacto emocional del trauma y se “desconecta” del presente como mecanismo de defensa.
Cambio en el sentido de identidad: Bajo estrés, puedes tener la sensación de ser una persona distinta o de alternar entre diferentes versiones de ti mismo/a. Esto puede ser una forma de protegerse frente a la intensidad emocional, evitando que el dolor o el miedo lleguen directamente al núcleo de tu identidad.
Si estos síntomas son frecuentes o interfieren con tu vida cotidiana, es recomendable buscar ayuda profesional para explorar y comprender las causas subyacentes de estos episodios y desarrollar estrategias de afrontamiento.
¿Cuándo es la Disociación Motivo de Preocupación?
Es normal experimentar cierto grado de disociación ante una experiencia traumática como la DANA. Sin embargo, si los síntomas persisten durante semanas o interfieren en la vida cotidiana, es importante buscar ayuda. La disociación puede convertirse en un obstáculo significativo si no se aborda, especialmente en el contexto del TEPT, donde revivir el trauma continuamente sin integrarlo correctamente puede empeorar la salud mental y el bienestar.
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Referencias
American Psychiatric Association. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
Briere, J., & Scott, C. (2015). Principles of trauma therapy: A guide to symptoms, evaluation, and treatment (DSM-5 update). SAGE Publications.
Dell, P. F., & O’Neil, J. A. (2009). Dissociation and the dissociative disorders: DSM-V and beyond. Taylor & Francis.
