Terapia Metacognitiva de Wells

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¿Por qué, a pesar de saber que ciertos pensamientos no son lógicos, seguimos atrapados en ellos? ¿Y por qué algunas personas se sienten sin salida ante su propia mente, como si preocuparse fuera inevitable? La terapia metacognitiva propone una respuesta sorprendente, alejándose del contenido del pensamiento para mirar directamente a la forma en que pensamos sobre pensar.

¿Qué es la teoría metacognitiva de Adrian Wells?

La teoría metacognitiva, desarrollada por Adrian Wells, se centra en la forma en que las personas perciben, interpretan y gestionan su actividad mental. A diferencia de la terapia cognitivo-conductual clásica (TCC), que pone el foco en cambiar el contenido de los pensamientos disfuncionales, la TMC aborda los procesos mentales que mantienen el malestar, como la preocupación excesiva, la rumiación o la autoobservación constante.

En este modelo, el sufrimiento emocional no se genera tanto por lo que pensamos, sino por cómo nos relacionamos con nuestros pensamientos.

Preocupaciones tipo 1 vs. tipo 2

Uno de los conceptos clave es la distinción entre dos tipos de preocupaciones:

  • Preocupaciones tipo 1: se refieren a amenazas externas o internas. Por ejemplo: «¿Y si pierdo el trabajo?» o «¿Y si me da un ataque al corazón?».

  • Preocupaciones tipo 2 (metapreocupaciones): se centran en el acto de preocuparse. Por ejemplo: «Me estoy preocupando demasiado, esto me va a volver loco» o «No puedo dejar de pensar en esto, algo va mal en mí».

La terapia metacognitiva se dirige especialmente a estas preocupaciones de segundo orden, ya que son las que alimentan el bucle de ansiedad y desesperanza

El modo objeto y el modo metacognitivo

Wells distingue entre dos formas de conciencia:

  • En el modo objeto, las personas viven sus pensamientos como si fueran realidades objetivas. Si pienso «soy un fracasado», lo doy por hecho.

  • En el modo metacognitivo, los pensamientos se perciben como eventos mentales transitorios, y no como hechos. Esto permite generar distancia y regular mejor la respuesta emocional.

El problema es que muchos pacientes se quedan atrapados en el modo objeto, lo que activa el Síndrome Cognitivo Atencional (SCA).

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El Síndrome Cognitivo Atencional (SCA)

El Síndrome Cognitivo Atencional (SCA) es un concepto central en la terapia metacognitiva. Se refiere a un patrón mental rígido y repetitivo que se activa ante pensamientos o emociones que el individuo percibe como amenazantes o perturbadores.

Este estilo de funcionamiento se caracteriza por:

  • Rumiación y preocupación crónica: el pensamiento se vuelve repetitivo, enfocado en posibles amenazas o errores del pasado/futuro, sin aportar soluciones.

  • Autoobservación excesiva: el foco atencional se dirige de forma constante a las propias emociones, síntomas físicos o pensamientos, lo que intensifica la experiencia de malestar.

  • Estrategias de control ineficaces: como intentar suprimir pensamientos, distraerse compulsivamente o buscar seguridad mediante comprobaciones constantes.

El problema no está en tener pensamientos negativos, sino en la forma en que se procesan y se mantienen activos. Este bucle de vigilancia interna, preocupación y lucha mental impide que la persona desactive su malestar y refuerza la desesperanza.

Interrumpir el SCA es uno de los principales objetivos de la TMC, ya que al cambiar este estilo cognitivo se facilita una relación más flexible y saludable con la mente.

Cambio de creencias metacognitivas

La TMC trabaja sobre dos tipos de creencias metacognitivas:

  • Creencias positivas sobre la preocupación: «Preocuparme me ayuda a estar preparado».

  • Creencias negativas sobre la preocupación: «Preocuparme va a hacer que me enferme».

Ambas refuerzan el ciclo de preocupación. Por eso, la TMC no busca suprimir el pensamiento, sino modificar estas creencias y el estilo de relación con la mente.

En la práctica clínica, este tipo de intervención es especialmente eficaz cuando el paciente se siente abrumado por su propia mente y ha probado sin éxito estrategias de control cognitivo.

Fases de la intervención en terapia metacognitiva

Una intervención típica con terapia metacognitiva suele durar entre 10 y 12 sesiones y sigue las siguientes fases:

1. Formulación individual del caso

Se analiza el problema según el modelo metacognitivo, identificando los patrones del SCA y las creencias implicadas.

2. Psicoeducación

El terapeuta explica al paciente el funcionamiento del SCA, el impacto de las metacogniciones y el objetivo de trabajar desde un modo metacognitivo.

3. Intervención activa

Se aplican técnicas para:

  • Cuestionar y debilitar creencias metacognitivas disfuncionales.

  • Entrenar la atención controlada (por ejemplo, con ejercicios breves de atención externa).

  • Desarrollar una relación más flexible con los pensamientos.

Resultados esperados y evidencia empírica

Diversos estudios clínicos han mostrado que la terapia metacognitiva es eficaz para reducir:

  • La ansiedad generalizada

  • La depresión

  • Los síntomas obsesivos

En particular, los resultados indican mejoras en la reducción de afecto negativo y desesperanza, al lograr que las personas dejen de verse atrapadas en sus pensamientos y recuperen una sensación de control interna (Wells, 2009).

Este enfoque ha demostrado ser especialmente útil en casos donde la TCC tradicional no ha funcionado del todo, y cuando el paciente muestra una gran identificación con sus pensamientos o una lucha constante por «detener su mente».

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Referencias bibliográficas (APA)

Wells, A. (2009). Metacognitive therapy for anxiety and depression. The Guilford Press.

Normann, N., van Emmerik, A. A. P., & Morina, N. (2014). The efficacy of metacognitive therapy for anxiety and depression: A meta-analytic review. Depression and Anxiety, 31(5), 402–411.

Fisher, P. L., & Wells, A. (2008). Metacognitive therapy for obsessive–compulsive disorder: A case series. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, 39(2), 117–132.

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