¿Alguna vez te has preguntado por qué actuamos de ciertas maneras, a veces irracionales y otras completamente racionales? La respuesta a esta pregunta puede encontrarse en los conceptos de Yo, Ello y Superyó del psicoanálisis de Sigmund Freud. En este artículo, desentrañaremos estos términos clave y exploraremos cómo se estructuran nuestras mentes según esta teoría fundamental de la psicología.
Introducción al Psicoanálisis de Freud
Sigmund Freud, conocido como el padre del psicoanálisis, desarrolló dos modelos principales para explicar la personalidad humana: el modelo topográfico y el modelo estructural. Estos modelos proporcionan una visión profunda de cómo funcionan nuestras mentes y cómo se desarrollan nuestras personalidades. El modelo topográfico, también conocido como la Primera Tópica, describe tres niveles de conciencia: inconsciente, preconsciente y consciente. En contraste, el modelo estructural, introducido más tarde en su obra «El Yo y el Ello», divide la mente en tres instancias psíquicas: Ello, Yo y Superyó. Ambos modelos son esenciales para comprender la teoría psicoanalítica de Freud y ofrecen un marco para analizar los conflictos internos que forman nuestra psique y determinan nuestro comportamiento.
El Modelo Topográfico de Freud: Primera Tópica
Freud introdujo el modelo topográfico durante la etapa fundacional de su carrera, específicamente en su obra “La interpretación de los sueños” (1900). Este modelo, también conocido como Primera Tópica, distingue tres niveles de conciencia: inconsciente, preconsciente y consciente.
Inconsciente
El inconsciente es el nivel más profundo de la mente y es el que más determina nuestra conducta. Es ilógico y atemporal, albergando impulsos primitivos y recuerdos no accesibles a la conciencia durante la vigilia. Aquí, los procesos primarios permiten que la energía psíquica circule libremente, buscando descarga a través de sueños mediante mecanismos como la condensación y el desplazamiento.
Ejemplo:
Un individuo puede tener un miedo irracional a los perros. Aunque no recuerda un evento específico, su inconsciente puede albergar un recuerdo reprimido de un ataque de perro en la infancia. Este miedo irracional se manifiesta a través de sueños en los que los perros representan una amenaza, utilizando la condensación y el desplazamiento para transformar esa energía psíquica reprimida en imágenes de sueños.
Preconsciente
La mente preconsciente actúa como un puente entre el inconsciente y el consciente. Contiene contenidos no conscientes pero accesibles con esfuerzo. Este nivel está relacionado con las huellas mnésicas y las representaciones de palabras. Accedemos a estos contenidos mediante la focalización de la atención, como en la hipnosis. Herramientas como la sugestión y la persuasión pueden abrir y cerrar puertas dentro del preconsciente.
Ejemplo:
Durante una sesión de hipnosis, una persona puede recordar el nombre de un amigo de la infancia que había olvidado por completo. Este nombre estaba almacenado en el preconsciente y, mediante la focalización y técnicas de sugestión, se pudo acceder a esa información que no estaba disponible en el estado consciente.
Consciente
La mente consciente es la parte racional del sujeto, responsable de las actividades cognitivas y la interacción con el mundo exterior. Se rige por el principio de realidad y está asociado con los procesos secundarios, que son racionales y lógicos.
Ejemplo:
Cuando una persona toma decisiones diarias, como qué comer para el almuerzo o cómo resolver un problema en el trabajo, está utilizando su mente consciente. Estas decisiones se basan en la lógica y la realidad del entorno actual, y no en los impulsos irracionales del inconsciente.
La Censura
Un componente clave en este modelo es la censura, un mecanismo que impide la libre circulación de la energía pulsional. La censura entre el preconsciente y el consciente se conoce como selección o supresión, mientras que entre el inconsciente y el preconsciente se denomina represión.
Ejemplo:
Una persona puede tener un deseo reprimido de gritarle a su jefe debido a una fuerte frustración. La censura entre el inconsciente y el preconsciente (represión) mantiene este impulso fuera de la conciencia. Sin embargo, esta energía puede manifestarse indirectamente, quizás a través de dolores de cabeza o sueños en los que grita a figuras de autoridad.
Este modelo topográfico, llamado Primera Tópica, corresponde a los orígenes del psicoanálisis y ofrece una comprensión profunda de cómo los diferentes niveles de la mente interactúan para formar nuestra personalidad y comportamiento.
Modelo Estructural: Segunda Tópica, Yo, Ello y Superyó
En 1923, Freud reformuló su teoría con el modelo estructural, expuesto en su libro «El Yo y el Ello». Esta teoría distingue tres instancias que se desarrollan a lo largo de la infancia: Ello, Yo y Superyó.
Ello
El Ello es la instancia psíquica innata que recibe energía de los órganos internos y no mantiene contacto directo con el mundo exterior. Es la fuente de energía psíquica y contiene todas las pulsiones e instintos básicos, regidos por el principio del placer. El Ello es totalmente inconsciente y actúa de manera primitiva y hedonista.
Ejemplo:
Un niño pequeño llora y exige comida inmediatamente cuando tiene hambre, sin tener en cuenta si es apropiado o no. Este comportamiento es impulsado por el Ello, que busca la gratificación inmediata sin considerar las normas sociales o las circunstancias.
Superyó
El Superyó se desarrolla a través de la socialización y la superación del complejo de Edipo. Contiene normas y valores internalizados y cumple funciones de autobservación, conciencia moral y censura. Es el responsable de los sentimientos de culpa y del ideal del yo. El Superyó es en gran parte inconsciente, pero puede influir en el consciente y el preconsciente.
Ejemplo:
Una persona que siente culpa intensa por cometer un error menor en el trabajo está siendo influenciada por su Superyó, que le impone altos estándares morales y de conducta, reflejando las normas internalizadas de sus padres y la sociedad. Este sentimiento de culpa puede motivar a la persona a esforzarse más en su trabajo y evitar errores en el futuro.
Yo
El Yo actúa como mediador entre el Ello y el Superyó. Su función es encontrar un compromiso que satisfaga las necesidades del Ello sin violar las normas del Superyó. El Yo se rige por el principio de realidad, manejando tanto contenidos conscientes como inconscientes, y utilizando mecanismos de defensa para mantener el equilibrio psíquico.
Ejemplo:
Una persona siente el impulso de gastar una gran suma de dinero en un objeto de lujo (deseo del Ello), pero también sabe que debe ahorrar para futuras necesidades (normas del Superyó). El Yo interviene para encontrar un compromiso, como comprar un artículo más asequible o posponer la compra hasta tener más ahorros, asegurando que las acciones de la persona sean prácticas y realistas.
Psicopatología y Terapia Psicoanalítica
Los conflictos entre el Ello, el Yo y el Superyó pueden dar lugar a síntomas psicopatológicos. La terapia psicoanalítica busca hacer consciente lo inconsciente, fortalecer el Yo y aliviar sus presiones internas. Los síntomas neuróticos, como la ansiedad y las fobias, son soluciones simbólicas ante fallos en los mecanismos de defensa.
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Referencias
- Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños.
- Freud, S. (1923). El Yo y el Ello.
- McLeod, S. (2023). Sigmund Freud’s Theories. Simply Psychology.
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