¿Alguna vez te has preguntado por qué las emociones pueden fluctuar tan extremadamente en algunas personas? El trastorno bipolar representa uno de los enigmas más complejos dentro del campo de la psicología. A lo largo de este artículo, desvelaremos las características fundamentales de este trastorno, enfocándonos en las particularidades del trastorno bipolar I y trastorno bipolar II, y explorando las sutiles pero significativas diferencias entre manía e hipomanía.
¿Qué es el Trastorno Bipolar?
El trastorno bipolar es una condición mental que se caracteriza por extremos cambios en el estado de ánimo, energía y capacidad de ejecución de tareas. Estos no son simples altibajos; son episodios que pueden durar días o semanas, e interfieren significativamente con la vida diaria.
Características del Trastorno Bipolar I según el DSM-5
El Trastorno Bipolar I se caracteriza según el DSM-5 por la presencia de al menos un episodio maníaco o mixto, que son extremadamente perturbadores y pueden tener un impacto significativo en la vida cotidiana del individuo. A continuación, se detallan los síntomas típicos de un episodio maníaco, incluyendo ejemplos concretos para cada uno:
Síntomas de un Episodio Maníaco
- Estado de ánimo elevado o irritable: Este síntoma se manifiesta como un período prolongado (al menos una semana) de humor anormalmente alegre, eufórico o extremadamente irritable. Por ejemplo, una persona puede estar tan alegre que inicia proyectos ambiciosos sin planificación adecuada o se irrita inesperadamente sin una causa obvia.
- Autoestima inflada o grandiosidad: Los individuos pueden mostrar una autoimagen grandiosa, creyéndose invencibles o dotados con habilidades especiales. Un ejemplo clásico es un paciente que se proclama capaz de influir en eventos mundiales a través de su pensamiento.
- Reducción de la necesidad de dormir: Puede sentirse perfectamente descansado tras sólo tres horas de sueño por noche durante varios días.
- Mayor locuacidad de lo habitual o presión para seguir hablando: Involucra un deseo constante de hablar, a menudo sin dejar hablar a los demás, como por ejemplo, un individuo que domina todas las conversaciones en reuniones familiares o profesionales.
- Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que los pensamientos van a gran velocidad: Los pensamientos saltan de una idea a otra, como si el individuo no pudiera controlar la velocidad de su mente. Esto podría manifestarse en un discurso rápido e incoherente que otros encuentran difícil de seguir.
- Distracción: Este síntoma se observa cuando la persona se distrae fácilmente por estímulos menores o irrelevantes, por ejemplo, interrumpiendo una conversación seria para comentar algo trivial como el diseño de un papel tapiz.
- Aumento de la actividad dirigida a objetivos: Esto puede ser una sobreimplicación en actividades sociales, laborales o educativas. Por ejemplo, un individuo puede empezar a trabajar en múltiples proyectos complejos simultáneamente sin tiempo para descansar.
- Comportamiento imprudente: Participación en actividades de alto riesgo sin considerar las posibles consecuencias negativas, como gastar grandes sumas de dinero en compras innecesarias o involucrarse en aventuras sexuales peligrosas.
- Síntomas psicóticos: Incluyen delirios y alucinaciones que están en consonancia con el estado de ánimo elevado. Un ejemplo podría ser un individuo que cree que tiene una conexión especial con personajes famosos o figuras religiosas.
Estos síntomas son tan severos que normalmente causan una disrupción notable en la capacidad laboral, social o en las relaciones personales del individuo, y a menudo requieren hospitalización para prevenir daños a sí mismos o a otros.
Características del Trastorno Bipolar II según el DSM-5
El Trastorno Bipolar II se distingue del Bipolar I por la ausencia de episodios maníacos completos. Según el DSM-5, esta condición implica al menos un episodio hipomaníaco y uno depresivo mayor, donde los episodios hipomaníacos son menos intensos y carecen de síntomas psicóticos. A continuación, se describe con ejemplos cada uno de los síntomas de estos episodios:
Síntomas de un Episodio Hipomaníaco
- Estado de ánimo elevado: Durante al menos cuatro días consecutivos, el individuo presenta un humor anormalmente elevado o irritable, pero en un grado menos extremo que en la manía. Por ejemplo, una persona puede sentirse más habladora y sociable de lo usual sin llegar a la euforia o irritabilidad severas de la manía.
- Autoestima inflada: Sentimientos de una autoconfianza inusualmente alta, pero sin los delirios de grandiosidad característicos de la manía. Un individuo podría asumir que puede manejar tareas en el trabajo mejor que otros sin evidencia real para ello.
- Reducción de la necesidad de dormir: Sentirse descansado después de menos horas de sueño de lo normal, como dormir solo 5 horas cuando usualmente necesitaría 8.
- Mayor locuacidad: Hablar más de lo habitual en diversas situaciones, pero sin llegar a dominar completamente las conversaciones o interrumpir a otros constantemente.
- Fluidez de ideas o pensamiento acelerado: Tener pensamientos rápidos pero sin la intensidad o incoherencia que se observa en los episodios maníacos.
- Distracción: Este síntoma se manifiesta por una facilidad para perder el hilo de la conversación debido a distracciones menores, aunque no al grado de cambiar completamente de tema como en la manía.
- Aumento de la actividad dirigida a objetivos: Involucrarse más en proyectos personales o profesionales, pero sin la compulsión irracional vista en episodios maníacos.
- Comportamiento impulsivo: Participación en actividades potencialmente problemáticas como hacer compras innecesarias, pero generalmente en una escala menor que la observada en la manía.
Síntomas de un Episodio Depresivo Mayor
- Estado de ánimo deprimido: Sensación de tristeza o vacío persistente casi todo el día, todos los días durante al menos dos semanas.
- Pérdida de interés o placer: Marcado desinterés por actividades que antes disfrutaba.
- Cambios significativos en el peso o apetito: Por ejemplo, perder o ganar un 5% del peso corporal en un mes sin dietas.
- Alteraciones del sueño: Insomnio o dormir más de lo habitual (hipersomnia).
- Agitación o letargo: Manifestarse por una agitación visible o una ralentización en los movimientos.
- Fatiga o pérdida de energía: Sentirse cansado todo el tiempo sin una causa justificada.
- Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva: Culpabilidad irracional por situaciones fuera de su control.
- Dificultad para concentrarse: Problemas para enfocarse en tareas cotidianas.
- Pensamientos de muerte o suicidio: Frecuentes consideraciones sobre la muerte o ideas suicidas.
Estos episodios hipomaníacos y depresivos pueden hacer que el Trastorno Bipolar II sea más difícil de identificar, ya que los síntomas, especialmente los hipomaníacos, son menos severos y pueden ser erróneamente atribuidos a la personalidad del individuo en lugar de a un trastorno subyacente. Esta sutilidad contribuye a que frecuentemente sea mal diagnosticado o subestimado, lo que subraya la importancia de una evaluación cuidadosa y considerada por parte de profesionales en salud mental.
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Conclusión
El Trastorno Bipolar II es una condición compleja y a menudo mal diagnosticada debido a la sutileza de sus síntomas, especialmente los hipomaníacos, que son menos intensos que aquellos del Trastorno Bipolar I y pueden parecer simplemente rasgos de la personalidad del individuo. Es crucial para los profesionales de la salud mental realizar evaluaciones detalladas para identificar correctamente este trastorno.
Es importante destacar que los síntomas del Trastorno Bipolar II no deben ser atribuidos al diagnóstico si estos son directamente causados por el consumo de drogas o medicamentos. En muchas ocasiones, sustancias como el alcohol, estimulantes y otros tipos de drogas recreativas pueden provocar fluctuaciones en el estado de ánimo que mimetizan los episodios de hipomanía o depresión, lo cual puede llevar a confusiones diagnósticas significativas. Por ello, un diagnóstico de Trastorno Bipolar II o I requiere una evaluación minuciosa para descartar que estos síntomas sean efectos secundarios de sustancias, asegurando así un tratamiento adecuado y dirigido para aquellos que realmente viven con esta condición mental.
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Referencias
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- Kessler, R. C., Chiu, W. T., Demler, O., & Walters, E. E. (2005). Prevalence, severity, and comorbidity of twelve-month DSM-IV disorders in the National Comorbidity Survey Replication (NCS-R). Archives of General Psychiatry, 62(6), 617-627.
- Goodwin, G. M., & Jamison, K. R. (2007). Manic-Depressive Illness: Bipolar Disorders and Recurrent Depression, 2nd Edition. Oxford University Press.
- Miklowitz, D. J., & Gitlin, M. J. (2014). The Clinician’s Guide to Bipolar Disorder. New York, NY: Guilford Press.
- Phelps, J. (2016). Why Am I Still Depressed? Recognizing and Managing the Ups and Downs of Bipolar II and Soft Bipolar Disorder. McGraw-Hill Education.
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