Qué es la Agorafobia · Cómo superar la AGORAFOBIA

La Agorafobia uno de los trastornos de ansiedad más limitantes que existen. De hecho, se considera el trastorno fóbico más incapacitante que hay. En este artículo veremos cuáles son sus síntomas, qué la provoca y cuáles son los mejores tratamientos que existen para superarla. Además hablaremos del trastorno de angustia o pánico porque está muy relacionado con la agorafobia.

La palabra agorafobia proviene del griego: ἀγορά (agora = asamblea, plaza pública, mercado,…) y φοβiα (phobia = temor, miedo). Etimológicamente agorafobia es el miedo irracional a los espacios abiertos y a los puntos de reunión.

El síntoma más característico de la Agorafobia es el miedo intenso que se experimenta de manera desproporcionada a situaciones tan cotidianas como: 

  • permanecer en espacios abiertos tipo plazas, mercados, zonas de estacionamiento, estadios deportivos, etc.
  • usar el transporte público como autobús, tren, barco, avión, etc.
  • hacer cola en un establecimiento o en un evento
  • estar rodeado de una multitud
  • salir de casa solo
  • también nos podemos encontrar con miedo a estar en espacios cerrados tipo tiendas, teatros, cines e incluso ascensores.

En esencia, el individuo que padece agorafobia experimenta un intenso temor y evita situaciones de las que puede ser difícil escapar o en las que no puede recibir ayuda si aparecen síntomas embarazosos o incluso de pánico. 

La agorafobia es mucho más frecuente en mujeres que en hombres. Y existen dos periodos críticos para el inicio del trastorno: uno es el inicio de la adolescencia y otro es entre los 20 y los 30 años de edad. 

Sin tratamiento, la Agorafobia no remite cuando pasa el tiempo, sino que evoluciona de forma variable, con agravamientos y remisiones parciales, tendiendo a cronificarse. Las personas que sufren agorafobia suelen tardar en acudir a consulta entre cinco a diez años desde el inicio del trastorno. 

Como sucede en muchas otras fobias, el desencadenante de la agorafobia suele ser un suceso estresante que es vivido de manera amenazante por la persona. Después de sufrir ese estado ansioso y de alerta es muy fácil comenzar a generalizar, a condicionar la fobia y a mantenerla por el proceso de evitación. Ya sabemos que al evitar una situación amenazante conseguimos un alivio momentáneo de los síntomas de la ansiedad, pero cada evitación alimenta nuestros miedos y fobias porque no desconfirmamos si existe un peligro real para nosotros. 

Una conducta interesante que se observa mucho en personas con agorafobia es el COPING. El coping son estrategias personales para poder afrontar situaciones amenazantes, son esquemas mentales intencionales de respuesta (cognitiva, emocional o conductual) dirigidos a manejar los agentes estresantes que ponen a prueba o exceden los recursos del individuo. Para algunas personas con agorafobia su coping personal consiste en salir con familiares, amigos,… otros recurren a pasear con animales de compañía y otros a llevar encima algún objeto personal cuando salen de casa, cuando van a restaurantes, teatros, etc. Casi todos se aseguran de estar cerca de la salida para poder escapar en caso de sufrir un ataque de pánico.

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Es conveniente, al hablar de la Agorafobia, hablar también del trastorno de pánico o angustia. Este trastorno, aunque en la actualidad se considere independiente de la agorafobia, siempre ha estado relacionado porque es muy común que quien padece agorafobia presente también angustia o pánico. 

La característica principal del trastorno de pánico es el “miedo al miedo”, que técnicamente se denomina: fobofobia. En el trastorno de pánico existe un miedo exacerbado e irracional a los síntomas que se producen durante una crisis de angustia o ansiedad. Es decir, miedo a las palpitaciones, a la sudoración, a la taquicardia, a las náuseas, a volverse loco, a morir de un paro cardíaco, etc. 

La persona que padece un trastorno de pánico cae en un círculo vicioso donde, por ejemplo, comienza a sentir una ansiedad leve, se fija en las sensaciones, realiza una interpretación catastrofista sobre estas sensaciones, quiere evitarlas y aumenta su ansiedad, que ya es menos leve, se fija aún más en las sensaciones,… y comienza una escalada cada vez más intensa que se convierte un bucle mental que desemboca en un ataque de pánico o ansiedad.

Este círculo vicioso que termina en trastorno de pánico es muy frecuente en la agorafobia. La persona que padece agorafobia soporta situaciones tan intensas de ansiedad que desarrolla una fobia sobre las propias sensaciones, agravando así el problema inicial con una nueva fobia. 

Si tenéis más datos sobre la agorafobia, por favor, utilizad los comentarios de este blog para contarnos vuestra propia experiencia o cualquier información que consideréis oportuna. Juntos aprendemos y ampliamos la información para ayudar al mayor número de personas posible.

 

¿Cuáles son los tratamientos psicológicos más efectivos?

Para la agorafobia, como en la mayoría de las fobias, el más aconsejable es el tratamiento por exposición en vivo. Cuando añadimos una parte cognitiva que permita reestructurar creencias erróneas, aumenta la eficacia del tratamiento. Por lo tanto, la terapia cognitivo-conductual es la más apropiada para la agorafobia.

Para el trastorno de pánico o angustia uno de los mejor establecidos es el tratamiento de control del pánico de Barlow. ¿Por qué? porque:

  • tiene un componente educativo donde se explica al paciente por qué se produce el ataque de pánico 
  • se abordan las creencias erróneas del individuo
  • se entrena en relajación y respiración para controlar los estados más intensos de ansiedad.
  • se incluye la exposición a las sensaciones temidas. Recordemos que en el trastorno de pánico existe un miedo al miedo, a los síntomas internos y no a un agente externo como en el resto de las fobias, por lo que la necesaria exposición para desconfirmar esos temores se debe realizar exponiendo al paciente los propios síntomas. 

Para concluir me gustaría recomendarte algo muy importante. Quizás estés pensando que una forma rápida de curar tu fobia es exponerse a ella sin más, por tu propia cuenta y sin ayuda profesional. Te recomiendo que no lo hagas porque puede ser peligroso. Las técnicas de exposición deben de ser guiadas por un profesional de la salud mental porque cualquier error en esta técnica puede intensificar los síntomas, causar una grave retraumatización y perpetuar, o incluso incrementar, el problema original.

Y hasta aquí este blog, si te has quedado con ganas de más, te recomendamos ver el vídeo de este Blog que publicamos en YouTube 🙂

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