Qué es el «PENSAMIENTO CATEDRAL» y cómo puede darte DIRECCIÓN en la vida

¿Alguna vez te has encontrado buscando un propósito más profundo en la vida, algo que trascienda la rutina diaria y te dé un sentido de dirección? ¿Qué es el «pensamiento catedral» y cómo puede ayudarte a encontrar ese propósito? Acompáñame en este viaje de descubrimiento mientras exploramos este concepto y cómo puede enriquecer tu vida.

¿Qué es catedral en psicología?

El «pensamiento catedral» es más que una simple referencia a estructuras arquitectónicas. Va más allá de evocar imágenes de vastas iglesias o vitrales coloridos. Piensa en aquellos maestros que, con determinación, erigían catedrales sabiendo que no verían la culminación de sus esfuerzos. Para ellos, cada componente era crucial, no por el edificio en sí, sino porque representaba un mensaje duradero para futuras generaciones.

De igual manera, todos nosotros, en nuestra cotidianidad, moldeamos nuestra propia «catedral» interna. Esta metáfora, en el ámbito psicológico, subraya nuestro esfuerzo por alcanzar objetivos y abrazar valores que, aunque puedan parecer distantes, dan propósito y dirección a cada uno de nuestros pasos.

Centrarse en el panorama general, en vez de sólo las recompensas inmediatas, es la esencia de este pensamiento. Nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras acciones diarias se suman y se alinean con un propósito superior, y a entender que aunque no podamos ver el resultado final de nuestro trabajo, cada acción tiene su valor.

Además, este concepto nos anima a pensar en el legado que dejamos. Al igual que las catedrales, que siguen siendo testigos del tiempo, nuestras acciones y elecciones tienen el potencial de resonar en el tiempo. Este impacto no es siempre tangible; puede ser el conocimiento que compartimos, las vidas que influenciamos o el cambio que inspiramos.

En resumen, el «pensamiento catedral» nos ofrece una perspectiva renovada. Nos desafía a mirar más allá del presente, a considerar las repercusiones futuras de nuestras acciones y a actuar con un propósito claro en mente. Es una invitación a vivir con intención, a buscar significado en nuestras acciones y a contribuir a un legado perdurable.

La conexión con la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es una perspectiva terapéutica que enfatiza la importancia de vivir en congruencia con lo que verdaderamente importa para nosotros. En lugar de centrarse en la eliminación de síntomas o la lucha contra emociones y pensamientos no deseados, ACT propone una relación diferente con ellos, reconociéndolos y permitiendo que coexistan con nosotros mientras nos movemos en dirección a nuestros valores.

Dentro de este marco, ACT establece que, aunque es natural querer establecer metas y alcanzar logros tangibles, lo que realmente le da profundidad y significado a nuestra existencia son los valores que elegimos abrazar. Estos valores, a diferencia de las metas específicas, no son destinos finales que se pueden «lograr» o «completar». En su lugar, actúan como brújulas que guían nuestras acciones y decisiones, proporcionando una dirección clara en la vida, incluso cuando enfrentamos incertidumbre o adversidad.

En este contexto, la declaración: «Encuentra valores que den significado a tu vida de tal manera que no puedas alcanzarlos nunca» cobra una relevancia especial. Es una invitación a reflexionar sobre esos principios y creencias fundamentales que queremos que guíen nuestra vida. Es un recordatorio de que, mientras que las metas pueden ser alcanzadas y luego reemplazadas por otras nuevas, los valores son constantes y duraderos, proporcionando un sentido continuo de propósito y dirección.

Así, la esencia del «pensamiento catedral» y la filosofía de ACT convergen. Ambos enfatizan la importancia de mirar más allá de las recompensas inmediatas o los logros tangibles, y centrarse en construir una vida que esté alineada con lo que es verdaderamente significativo. Ambos nos animan a comprometernos con acciones que reflejen esos valores, incluso cuando enfrentamos desafíos o nos desviamos del camino, sabiendo que es este compromiso constante con nuestros valores lo que construye una vida rica y plena.

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¿Cómo tener un pensamiento catedral?

Adoptar un «pensamiento catedral» implica más que simplemente perseguir metas a largo plazo. Es una mentalidad que nos desafía a reflexionar más allá de lo inmediato, a buscar un propósito trascendental en nuestras acciones y a vivir en consonancia con valores que nos dan dirección y significado.

  1. Reflexiona sobre tus valores: Antes de actuar, es vital tomarse un momento para preguntarse qué es lo que realmente valoras en la vida. No se trata de lo que la sociedad espera de ti o lo que otros desean para ti. Se trata de lo que, en el núcleo de tu ser, encuentras verdaderamente valioso.

  2. Visualiza el legado: Cuando pienses en tu vida, no sólo te centres en el presente. Considera qué huella deseas dejar en el mundo. Esto no necesariamente implica grandes gestos o logros monumentales. Puede ser tan simple como el legado de amabilidad, comprensión o pasión por una causa.

  3. Actúa en consecuencia: Con tus valores y legado en mente, asegúrate de que cada decisión, cada acción, esté alineada con ellos. Al igual que cada piedra en la construcción de una catedral es vital para su integridad, cada paso que das contribuye al mosaico de tu vida.

El pensamiento catedral y la logoterapia de Viktor Frankl

La logoterapia de Viktor Frankl propone que el impulso más profundo del ser humano es encontrar un significado en la vida. A pesar de las adversidades, desafíos y tragedias, siempre podemos elegir cómo responder a nuestras circunstancias y, en esa elección, encontrar propósito.

La idea central del «pensamiento catedral» resuena con las enseñanzas de Frankl. Ambos enfoques nos invitan a mirar más allá de nuestras circunstancias inmediatas y buscar un propósito trascendental. Este propósito, cuando está arraigado en valores profundos y auténticos, nos da la fortaleza y el enfoque necesarios para superar desafíos y perseguir una vida de significado.

Conclusión: Siguiendo tu brújula interna

La combinación del «pensamiento catedral» con las perspectivas de ACT y Viktor Frankl nos brinda una herramienta poderosa: una brújula interna que nos guía a través de la complejidad y las incertidumbres de la vida. Esta brújula no se orienta hacia destinos fijos, sino hacia direcciones, hacia horizontes que, aunque tal vez no se alcancen completamente, iluminan nuestro camino con propósito y significado.

Recordando siempre que, con cada elección y acción, estamos dejando nuestra marca en el mundo, es fundamental que esas acciones reflejen lo que verdaderamente valoramos. En este viaje, no se trata tanto de «llegar» como de caminar con propósito, construyendo cada día nuestra propia «catedral» interna de significado y legado.

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