Acudir a la terapia de un psicólogo puede ser difícil para la mayoría de las personas. Sobre todo si es su primera vez.
Hoy en nuestro PSYconoce vamos a hablar de cuáles son algunas de las situaciones que promueven la resistencia a acudir a la consulta de un psicólogo.
Dudar entre ir o no a una consulta psicológica es normal. Puede ser que esta duda se vea propiciada por la oscilación o inestabilidad de nuestro estado emocional pues, aunque una persona esté por ejemplo deprimida, esto no quiere decir que lo esté a todas horas durante todos los días, siendo normal periodos donde se encuentra mal y otros bien.
Lógicamente, el tener periodos de un cierto bienestar emocional en esa inestabilidad puede llevar a la persona que padece este malestar emocional a pensar que no necesita ir al psicólogo, que ya esta bien, que no necesita ayuda. Este estado puede durar cierto tiempo hasta que se vuelva a recaer otra vez en un estado de malestar.
Uno de los mitos que sobresale sobre otros y que parece afectar sobre todo a la profesión de la psicología y no a otras profesiones dedicadas al ámbito de la salud como son médicos, fisioterapeutas o dentistas, por ejemplo, es que acudir a un profesional de la psicología pueda vivirse como un signo de debilidad.
Esto es erróneo, pues pedir ayuda a un profesional no es sinónimo de no saber hacer, es más, el acudir a terapia no significa que el psicólogo tenga que decir lo que debe hacer al que solicita esa ayuda. Más bien el psicólogo facilitará las herramientas o potenciará las habilidades del paciente que, por falta de confianza o seguridad en si mismo, no activa pero que si que están dentro de él.
Al potenciar esa confianza haciendo protagonista al cliente de su cambio fomentaremos que los resultados positivos sean estables a largo plazo, siendo este el objetivo de toda terapia. Lo que se llama en psicología: fomentar la agencia personal del cambio terapéutico.
Otra expresión que escuchamos con frecuencia es la que «al psicólogo solo se va cuando uno está muy mal». Hay personas que creen que a terapia solo se debe ir como último recurso. Deberíamos, igual que ocurre en medicina, acudir lo más pronto posible, siendo esto un factor determinante en contra de que el problema se agrave.
Otro temor o duda frecuente en el cliente es la durabilidad de la terapia. Esta duda debe de ser hablada en la primera sesión. La durabilidad depende de muchos factores pues cada cliente y problemática necesita un tipo específico de tratamiento, pero, en ningún caso se debe fomentar la dependencia del paciente con la terapia o el terapeuta.
En psicoterapia hay algo que se llama encuadre y debe realizarse en la primera sesión: es el momento en el que se establecen los límites y normas necesarios para el paciente y el buen funcionamiento de la terapia.
Otro temor es el miedo a sentirse juzgado por parte del terapeuta. Este miedo puede llegar a ser normal en tanto que acudir a psicoterapia lleva a que la persona se sienta vulnerable al abrirse con sus sentimientos y pensamientos, preocupándose por lo que el terapeuta pensará o sentirá acerca de lo que comparte. El cliente debe saber que el terapeuta no está allí para juzgarle, sino para escuchar y ofrecer una visión alternativa que fomente la comprensión y la solución de los problemas que el paciente trae.
Otro miedo frecuente es creer que los psicólogos podemos llegar a saber lo que piensa o siente nuestro cliente con una sola observación, algo que también nos puede hacer sentir vulnerables o descubiertos. Los psicólogos no podemos saber lo que piensa otro a no ser que nos lo comunique, como tampoco podremos saber como es su personalidad o cuanto coeficiente intelectual tiene a no ser que realicemos un test psicométrico o de personalidad, con los que tampoco podríamos determinar al 100% cómo es esa persona, si no que más bien nos aproximaríamos a esa realidad.
Y hasta aquí algunos de los miedos más frecuentes que impiden a muchas personas acudir por primera vez al psicólogo.
Y hasta aquí este blog. Puedes ver el vídeo que publicamos en YouTube referente a este tema.
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